José Miguel González y sus hijos. / F.P.
NORBERTO CHIJEB | Granadilla
Granadilla de Abona sigue tocada con una varita mágica, como diría su alcalde, Jaime González Cejas, a pesar de que ayer el bagaje económico que dejó el segundo premio distó mucho de los 200 millones de euros del año pasado.
Pero si hay alguien que gobierna esa varita, ese es José Miguel González, el presidente del Grupo González Canarias, que gestiona nueve gasolineras de Repsol desde Granadilla hasta Geneto, ha vuelto a repartir el segundo premio de la Lotería de Navidad, aunque en esta ocasión de manera más modesta: diez décimos del 92.845 que salieron de la máquina receptora de la estación La Chasnera, en San Isidro, la tercera que más números para este sorteo ha vendido por este sistema automático en España.
Judelky González, que estuvo “tecleando décimos” hasta las diez de la noche del domingo, comenzó a trabajar ayer a las siete de la mañana con un gorro de Papá Noel, confiada en volver a recibir a la suerte: “El año pasado ya me tocó sonreír con un décimo compartido del segundo premio y hoy me ha hecho una enorme ilusión haber sacado esos diez números, como si me hubieran tocado a mí”, comentaba esta joven inmigrante cubana, mientras la afortunada estación del kilómetro 54 de la TF-1 empezaba a ser un hervidero de clientes, curiosos y periodistas, poco antes de que llegara el delegado provincial de la SELAE, Luis de Montis, a colocar el cartel de ‘Aquí se ha vendido el 92.845, segundo premio de la lotería de Navidad’.
José Miguel González, el llamado surtidor de la fortuna, que hace un año repartió doscientos millones de euros, se mostraba tranquilo, pero a la vez emocionado: “No termino de creérmelo”, dijo mientras abrazaba a sus hijos José, Aarón y Miriam, afortunados hace un año, como los 130 trabajadores de un grupo que, aparte de surtir de combustible a media Isla, también la surte de alegría.