X
da2 >

Idaira: “Con los musicales me saqué la espinita de OT”

   

idaira

“Vivir de la música es un auténtico privilegio”.

YLKA TAPIA | Santa Cruz de Tenerife

Entre apuntes y exámenes de biología, Idaira Fernández (Santa Cruz de Tenerife, 1985) ensayaba partituras para actuar en orlas y fiestas de pueblo, una pasión que acabó en profesión cuando superó los castings de la 4ª edición del talent show Operación Triunfo (OT). Una edición no exenta de polémica al ponerse en entredicho la actitud del jurado y el sistema de votación de SMS que provocaron su expulsión del programa. A pesar de no haber llegado a la final, Idaira consiguió una indiscutible popularidad que le permitió dar el salto a Madrid para ser una de los pocos triunfitos que sigue en el mundo de la música. Metida de lleno en el musical Los Rockids, en los teatros madrileños Fígaro y Lara, reservó unos minutos para atender mi llamada con la simpatía que la caracteriza.

-¿De qué forma sobrelleva los 1.700 kilómetros de distancia de su familia y amigos?

“Desde que salí de Operación Triunfo vivo en esta ciudad, por lo que me habitué rápido a su ritmo y a estar lejos de los míos, aunque hablo a menudo con ellos para contarles asuntos importantes y mis chorradas [suelta una carcajada]. Pero reconozco que, a veces, paso demasiados meses sin pisar la Isla y me entra morriña”.

-Y más ahora que se acercan las Navidades.

“Sí, y aún más este año, ya que no voy a poder ir a casa por el trabajo; todos los fines de semana, hasta enero, actúo en el Teatro Fígaro en el musical Los Rockids y estoy ensayando un repertorio nuevo, más acústico, para hacer una pequeña gira”.

-Una isleña en una gran capital, ¿es drástico el cambio?

“Sí, aquí todo es diferente, sobre todo cuando adoras la naturaleza y el mar… A veces, cuando paseo en coche por Tenerife, me digo a mí misma que no recordaba lo bonita que es nuestra tierra. Los madrileños me comentan lo afortunada que soy por ser canaria y me suelen preguntar si viajo constantemente a la Isla”.

-Y su aventura comenzó tras su expulsión, injusta para algunos, de la Academia de Operación Triunfo…
“Al pasar el tiempo ves las cosas de otra manera. Recuerdo que cuando salí me sentía muy perdida, diría que hasta en shock. Pero empezaron a proponerme varios proyectos, y uno de los que más me interesó fue el del politono que se emitía constantemente en televisión. Y surgiendo más oportunidades, como mi primer disco, Te encontraré”.

-¿Ser una exconcursante de OT abre puertas?

“Sí, eso es indudable, pero también hay cosas que fueron estupendamente y otras no tanto, aunque nunca hablaría mal del concurso porque entré voluntariamente y me ayudó a cumplir mi sueño: vivir de la música. Y esto último, hoy en día, es un auténtico privilegio y espero que dure lo máximo posible”.

-¿Alberga sentimientos encontrados de esa etapa?

“Reconozco que lo pasé muy mal en algunos momentos, pero también hubo días increíbles. Por eso, cuando tocaba alguno insoportable, me consolaba pensando que el mundo exterior permanecería y que yo debía aguantar porque otros se quedaron fuera”.

-Pero no ha sido la única que se ha sentido así.

“Me consta que otros compañeros renegaron de su paso por el programa, pero no puedo hablar por los demás. Sin embargo, cuando compartes experiencias con alguno de ellos, llegas a la conclusión de que, con los años, lo que queda son los buenos ratos. Sí, recibí críticas que me afectaron muchísimo, pero pasé página y acepté que cada uno tiene su opinión. Permanezco atenta a los comentarios para mejorar, pero no me obsesiono”.

-¿Afecta profesionalmente la valoración de un jurado televisivo?

“Sí, porque, nos guste o no, las opiniones negativas influyen en la sociedad, sobre todo si se vierten en un espacio con millones de espectadores ofreciendo una imagen errónea de un artista. Igualmente, la voz es el elemento más personal de este mundillo, y es muy duro que alguien te diga que no le gusta. Pero lo que me ayudó a recuperar la seguridad en mí misma fue el apoyo de mis seguidores y de los que me felicitaban sin saber que estuve en OT”.

-Por eso no tiró la toalla y continuó trabajando…

“Exacto. Cantar facilitó mi recuperación. Y aunque ya no me identifico con las melodías de mis inicios, escogidas por Carlos Cebrián para mi primer trabajo de estudio, las promociones y conciertos multiplicaron mis ganas de luchar. Por otra parte, Robert Chantal, mi profesor de canto, me enseñó a centrarme y simplificar las cosas; así, mi voz fluye de manera natural”.

-¿Cuáles fueron sus siguientes pasos tras la publicación de su primer disco?

“Era importante mantener al público atento, así que posteriormente saqué un LP con temas propios. No obstante, con los años he aumentado mi nivel de autoexigencia y tardo más en celebrar conciertos o en publicar material nuevo. Además, no me considero una cantautora, así que escojo con esmero temas con los que me sienta cómoda y sigo componiendo. Pero mi prioridad es el teatro, concretamente los musicales”.

-Precisamente con el musical Showtime Burlesque comenzó su idilio con el teatro…

“Cuando empecé con estas funciones, en dos teatros distintos, en cada una hacía doblete, lo que me permitió adquirir tablas y más confianza sobre el escenario. Siempre me había gustado bailar, de hecho soy una de esas que, de pequeña, se ponía delante del espejo con el pijama remangado en plan sexy y decía ‘ay, qué guapa’ [ríe]. Me llamaba la atención, pero pensaba que sería otro sueño sin cumplir, así que cuando EBD Theater Group me lo propuso no me lo pensé dos veces. Poco a poco me fui sintiendo cómoda en un escenario con un corsé y los labios rojos”.

-¿Qué opinaron sus seguidores de este cambio de registro?

“Son bastante discretos, pero alguno que otro me ha dicho: ‘Uy, qué poca ropa’. Pero el director tiene muy buen gusto y todo es sutil. Eso sí, hasta mis amigos se han sorprendido, ya que no se parece a nada que haya hecho anteriormente. Muy pronto volveremos con el de tipo cabaret parisino, Showtime. La Folie, y con Los Rockids 2.

-¿Retomará su carrera en solitario?

“Mi carrera se ha enriquecido gracias a los musicales El jorobado de Notre Dame y El Mago de Oz, ya que acabé sacándome la espinita del quiero cantar. Disfruto con el contacto con el público. Y respondiendo a su pregunta: sí, me he puesto manos a la obra, pero no quiero dar fechas para no generar falsas expectativas entre mis fans”.

-Ya que menciona a estos últimos, ¿cómo es su relación actual con ellos?

“Continúan apoyándome, ahora mediante las redes sociales. Pero todo es más directo, ¡hasta les pongo ‘me gusta’ en sus estados!, no como hace unos años que me enviaban cartas que contestaba en los aviones (era un follón porque tengo una letra feísima). Pero siguen igual de cariñosos y me motivan”.

-¿Cómo es el día a día de una intérprete de musicales?

“¡Uy!, todo en mi casa lo hago yo. No sé si Pablo Alborán tendrá alguien para las tareas domésticas, pero yo soy una auténtica maruja. Y soy vegetariana, así que estoy unas cuantas horas cocinando, pero diariamente toco la guitarra para cantar y componer. Asimismo, asisto a castings y ensayos y no falto a mis clases de inglés. Y aun estando ocupada no dejo de ir al gimnasio y clases de baile. Y claro, después de fregar la loza, hago vida social”.

-Están próximas las fiestas navideñas, ¿cuál es su deseo para el 2015?

“Sueño con ofrecer conciertos multitudinarios, pero aprecio los escenarios pequeños por el contacto con la gente. No obstante, a menudo me regañan porque debería ser más ambiciosa, sobre todo después de los conciertos de la gira de Operación Triunfo o los 10.000 asistentes de uno de los espectáculos Showtime. Pero lo que realmente deseo es permanecer en la música y que mi voz llegue al máximo de personas posible”.