X
nombre y apellido >

José Mujica – Por Luis Ortega

   

En marzo de 2015, “sin nostalgia porque hay que servir los cargos y no tenerles apego”, cederá la banda y el sillón presidencial a su coetáneo y camarada Tabaré Vázquez, cabeza de lista del Frente Amplio (integrado por una veintena de fuerzas de izquierda) que hereda “otro Uruguay, mejor y, al fin, reconocible en el mapa y el concierto mundial”. Esa visualización, reconocida incluso por grupos empresariales y partidos de la oposición, fue el logro estelar de un mandatario atípico; próximo al nuevo socialismo americano, aunque con reservas y matices por “la primacía incuestionable de la libertad y la pluralidad”, fue el fundador de Unión Nacional y líder incuestionable del Movimiento de Participación Popular, Movimiento del Pepe, como le llaman en la Banda Oriental, en la orilla norte del Río de la Plata.

José Alberto Mujica Cordano (1935), Pepe Mujica para amigos y enemigos, tiene en su mochila experiencias tan contrastadas como su activismo como guerrillero tupamaro, y el precio consiguiente de quince años de prisión; y su trabajo de reivindicativo diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. Pasará a la historia por iniciativas osadas, como el aumento de la productividad y del empleo, hasta rebajar la cuota de paro al seis por ciento; el crecimiento efectivo de salarios y pensiones (por encima del 24% ), que se tradujo en un mayor poder adquisitivo para el conjunto de la población, la sensible reducción del índice de pobreza y “la práctica desaparición de la indigencia”; y, entre otras políticas económicas de similar calado, la modernización del sector primario, la industrialización y la diversificación energética, con el desarrollo de las fuentes renovables y las centrales de biodiésel. Las medidas contestadas por los sectores conservadores -aborto, legalización de la marihuana, “para abrir un camino que cierre el paso al narcotráfico”, y matrimonio homosexual- sirvieron para afianzar su popularidad entre la mayoría social “que clamaba por la extensión de derechos en el III Milenio”. Por humildad, sencillez, decisión y cercanía, dejará la primera magistratura con el apoyo del setenta por ciento de sus compatriotas. Lucía Topolansky, su esposa y fiel colaboradora, anunció que “el animal político de mi marido no piensa en absoluto en la retirada; continuará con su escaño en el Senado, defenderá las políticas de izquierda, porque todavía persisten desigualdades, y viajará al extranjero, donde lo reclaman como conferenciante”.