Kirchner no quiere justicia – Por Gerardo Daniel Settecase

Tras las expulsiones de dudosa justificación de los jueces Silva y Garzón, y el acoso a Ruz, España debiera blindar su división de poderes, ante la seducción que invade a un gobierno, con mayoría parlamentaria, para aparentemente ignorar tal norma básica constitucional, aunque lo del Eje Buenos Aires-Caracas supera todo lo visto contra el Poder Judicial. Es que en una Venezuela, según una ONG que monitorea el accionar de su Justicia, los 45.474 juicios abiertos contra gobiernos chavistas se fallaron contra los querellantes, pero se condenó a todo opositor y juez “escuálido” demandado por el chavismo. En tanto, en Argentina el vicepresidente Amado Boudou conserva su cargo pese a pruebas en su contra por presuntamente comprar, vía un testaferro, la empresa que imprime la moneda nacional argentina; adulterar documentos al comprar un automóvil; malversar fondos de la Seguridad Social; y blanquear capitales. Pese a todo ello, la presidenta Cristina Kirchner le respalda, como al ministro de Justicia Julio Alak (supuestas irregularidades en Aerolíneas Argentinas); y a la fiscal general Alejandra Gils Carbó (supuesto espionaje a otros fiscales); mientras ella misma es investigada por presunto injustificado crecimiento patrimonial y falsa facturación en sus hoteles para blanquear capitales, lo que Kirchner considera “intento de Golpe de Estado Judicial” (¿?), pide expulsar jueces que investigan su Gobierno, lanza contra estos a medios de comunicación oficialistas y promueve que esas causas recaigan en jueces dóciles que las desestimen. En suma. Un Ejecutivo de liderazgo mesiánico, respaldado por una mayoría parlamentaria que destroza la Magistratura, cercena libertades y anula la Seguridad Jurídica, tras haber votado a inventores de “recetas milagrosas para ciudadanos desesperados”. Venezuela, y Argentina más, lo están pagando. Solo oposición y electorado dirán cuándo resucitará la separación de poderes. Y los Boudou caerán en prisión.

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