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Llega un nuevo REF, el mejor ‘petróleo’ de Canarias – Por Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca

   

Como se esperaba, la Comisión Europea aprobó el pasado miércoles la revisión del Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF), que será válida a partir del primero de enero próximo y hasta 2020. Muchos ciudadanos no suelen dar importancia al REF, o ignoran su verdadero alcance pese a que se trata de un asunto de enorme calado y gran trascendencia política, económica y social porque se trata del mejor petróleo o riqueza que, mediante su correcta aplicación, puede obtener Canarias. La realidad es que debería interesar, y mucho, a todos, puesto que a todos afecta de manera directa o indirecta, no en vano se trata de las reglas de juego que ha de aplicar la comunidad autónoma en las actividades de carácter económico y productivo que le son propias y en sus relaciones con la España peninsular y la Unión Europea, en la que Canarias está integrada desde 1985. Primero, con un modelo, el llamado Protocolo II, que fracasó y fue revisado en 1991 para dar paso a un estatuto específico recogido en el artículo 299.2 del Tratado de Amsterdam de 1997 y luego en el 349 del Tratado de Funcionamiento de Lisboa de 2004.

El conjunto de singularidades fiscales y comerciales que contempla el REF deviene de acuerdos fijados con la Corona en el siglo XVI y que, unas veces más proteccionistas o intervencionistas y otras con librecambismos y aperturas aconsejadas por los tiempos, han permitido que Canarias dispusiera históricamente de un régimen de libertad comercial que implicaba la existencia de franquicias al consumo, menor presión fiscal indirecta y exención de determinados monopolios estatales. Estas condiciones propiciaron en Canarias un singular modelo económico-fiscal que, como señala la propia Ley del REF de 1994, concilia los principios de su diferencialidad reconocidos en los ordenamientos español y comunitario con el diseño de un sistema que impulsa la actividad económica, la creación de empleo, la potenciación de sus distintos espacios insulares, la oferta y regulación de un foco de atracción a la iniciativa empresarial y la presencia del inversor exterior.

Para los olvidadizos, conviene recordar que el REF dispone de un bloque de incentivos para compensar la fragmentación territorial y promover actividades generadoras de empleo o que acrecienten la competitividad interior y exterior de las empresas. Presta especial atención a áreas sensibles derivadas de problemas estructurales como telecomunicaciones, pesca, investigación y desarrollo, transporte, agua, energía, producción y comercialización de productos agrícolas de exportación y consumo interno. Y fija ayudas diversas en función de la lejanía, la diversidad climática, la protección del medio ambiente, la fragmentación territorial y poblacional y el menor desarrollo de las Islas respecto a la media de la UE. El Archipiélago tiene la consideración de región ultraperiférica, lo que supone que perciba una serie de ayudas en varios ámbitos. Recibe también tratamiento especial en función del Programa de Opciones Específicas para las Islas Canarias (Poseican) y de iniciativas como el REA o Régimen Específico de Abastecimiento, que permite importar productos esenciales para la producción y el consumo canarios a precios internacionales y compensar los costos del transporte. La RIC o Reserva de Inversiones de Canarias, un incentivo fiscal vigente hasta 2019, fue creado para estimular la autofinanciación empresarial, ya que reduce el Impuesto de Sociedades y el de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para destinarlos a inversión en una serie de bienes y capitales. A su vez, la ZEC o Zona Especial Canaria es un espacio de baja tributación consorciado entre los gobiernos de España y Canarias para propiciar la implantación de empresas de tipo comercial, industrial o de servicios a fin de promover el desarrollo económico y social del Archipiélago y, sobre todo, diversificar su estructura productiva. Existen además un Registro Especial de Buques y Empresas Navieras y unas zonas francas, así como el AIEM o Arbitrio Insular de Entrada e Mercancías, que protege determinadas producciones locales consideradas sensibles frente a otras exteriores, y el IGIC o Impuesto General Indirecto Canario, que racionaliza y simplifica la imposición indirecta del Impuesto General sobre el Tráfico de las Empresas y el Arbitrio Insular sobre el Lujo. Además Canarias está exenta del IVA o Impuesto peninsular sobre el Valor Añadido.

La obligada revisión del REF al término de su vigencia por siete años (el actual regía entre 2007 y 2013, pero fue prorrogado un año) aconsejaba una puesta al día pensando en el principal problema económico y social de las Islas: el pavoroso porcentaje de desempleo que soportan (que afecta a más del 33% de la población activa). Así se convino entre Madrid y Canarias y así ha sido acogido por Bruselas, según pretendían el Gobierno y el Parlamento de Canarias. “Todos los elementos del nuevo REF se han reformulado o se han creado para incentivar el mercado laboral”, ha manifestado el consejero autonómico de Economía y Hacienda, Javier González Ortiz.

Generar actividad económica y crear nuevos puestos de trabajo. No puede ser otro el reto del momento actual, en plena crisis y con severos efectos globalizadores que inevitablemente inciden en territorios como el canario, tan sensibles al influjo exterior. Y se ha logrado con un REF “que será el más potente que haya tenido Canarias para generar empleo”, en palabras del propio Ortiz. Si es así, se ayudará a la recuperación económica mediante el mayor estímulo de la inversión, el fortalecimiento del empresariado, el fomento de la emprendeduría, la mejora de la competitividad de las empresas, la aplicación de procedimientos innovadores y la propia internacionalización de la economía canaria propiciada con deducciones fiscales diversas para la implantación en África Occidental de pequeñas empresas siempre que incrementen la plantilla de sus trabajadores en las Islas. Una maravilla, al menos en apariencia, tal y como han recogido durante el fin de semana todos los periódicos editados en Canarias.

Fracasos y perspectivas
A falta de conocer la letra pequeña, persisten algunas incógnitas sobre el mejor funcionamiento futuro del REF en cuestiones esenciales como el REA, que ha enriquecido a unos pocos y en algunos círculos se estima que no ha cumplido su verdadera función de abaratar precios. Otra cuestión capital, apenas apreciada y potenciada por el Gobierno, es el desarrollo energético, que sigue estancado al cabo de tres planes incumplidos y de dos intentos fracasados para la implantación de las energías renovables, sobre todo las de origen termosolar y eólico, por no hablar de las de biomasa, geotérmica y movimiento de las olas. Y de los planes de I+D+i.

Quizá el nuevo REF esté excesivamente empresiarizado y caiga en pretensiones planificadoras y desarrollísticas impropias que, creo que lo ha apuntado el economista González Viéitez, no benefician a la inmensa mayoría de los sectores de la población, según podría hacerse, por ejemplo, a través del IRPF mediante un descenso de los tipos de gravamen. Es dudoso que, pese al nuevo REF, Canarias no siga perdiendo diferencial fiscal y poder adquisitivo entre sus habitantes, sobre todo los que reúnen menos recursos, si persiste la pésima financiación y el incumplimiento sistemático del propio REF, que obliga a realizar en Canarias al menos la media de inversión pública estatal.

El REF vigente nunca alcanzó sus verdaderas potencialidades. Por negligencias nacidas en Madrid, pero también en Canarias, en capítulos como las tarifas portuarias y aeroportuarias, la formación profesional y el fracaso escolar, el mejor reparto de la riqueza, el fomento del empleo y de la pesca, la bonificación en las cotizaciones a la seguridad social, la promoción turística, los precios de las telecomunicaciones y la posible creación de una bolsa de valores en la ZEC. Ojalá el nuevo REF mejore estos y otros aspectos, acote bien los campos de actuación de cada cual y, sobre todo, ofrezca una seguridad jurídica a prueba de bombas, una meta imprescindible en la que falló estrepitosamente el ahora vigente, en buena medida por los caprichos y arbitrariedades del Ministerio de Hacienda.