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Lucha contra los deportistas tramposos que utilizan el dopaje

   
Lance Armstrong junto a Alberto Contador

Lance Armstrong junto a Alberto Contador durante un entrenamiento del equipo Astaná en Tenerife. / DA

A. D. | Santa Cruz de Tenerife

El boom de la sociedad actual por el ejercicio físico y el culto al cuerpo ha llevado aparejado el desarrollo de todo tipo de sustancias para ayudar al deportista a conseguir sus marcas y a restituir lo que ha podido gastar -debido al esfuerzo realizado- para equilibrar el funcionamiento del cuerpo. Sin embargo, el efecto trágico de las sustancias prohibidas en la salud en el deportista y su entorno siguen centrando la labor de prevención y de información continua de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (Aepsad), dependiente del Consejo Superior de Deportes.

Definimos dopaje como el uso de sustancias o métodos prohibidos por parte de un deportista -entrenador o personal de apoyo- para progresar en su entrenamiento y mejorar sus resultados deportivos. Es doping el uso por parte de un deportista de sustancias prohibidas (como esteroides, estimulantes, hormonas, diuréticos, narcóticos y marihuana), métodos prohibidos (como transfusiones de sangre o dopaje genético) e incluso la negativa a pasar un control o el intento de manipular el control.

En fin, el dopaje es una práctica que está muy extendida no sólo en el deporte de élite o el semiprofesional para mejorar el rendimiento, sino en el amateur o en el propio deportista aficionado que utiliza las drogas para mejorar su aspecto estético.

La mayoría de los deportistas saben que el dopaje es trampa, pero algunos corren el riesgo ya que están dispuestos a ganar a cualquier precio. El dinero por patrocinadores y premios, sus entrenadores, olvidar el dolor o acelerar una recuperación tras una lesión, la fama, la presión de la sociedad o de sí mismos para estar a la altura de las expectativas, pueden hacer que los deportistas opten por una sustancia prohibida que podría darles un empujón, abreviar largos años de entrenamiento o ayudarles a ganar, arriesgando así su salud.

Antonio S. Ramos Gordillo lucha en Canarias por erradicar el dopaje en el mundo del deporte. Casi 30 años consecutivos de prevención, en pro de la ética, contra la corrupción en el deporte, el juego limpio y la igualdad en la competición.

Los efectos secundarios perjudiciales de todo tipo de sustancias que ayudan al deportista a ganar fuerza y músculo, reducir el cansancio o disimular el dolor, son inmumerables. “En Canarias tenemos muchos casos de trastornos de la salud en deportistas que utilizaron sustancias dopantes. Los estudios que hicimos sobre todo entre fisicoculturistas dieron dosis altas de esteroides y anabolizantes, y el daño en diferentes órganos del cuerpo era terrible y además hubo muertes como consecuencia del uso de anabolizantes. Pero además varios tienen tumores hepáticos, alteraciones serias de carácter cardiovascular (ataques al corazón) y cerebrovascular, impotencia sexual, esterilidad, masculinizando rasgos femeninos, vello facial, calvicie, acné, desarrollo de senos en los hombres, así como efectos psiquiátricos (depresión, manías, agresividad, delirios)…”.

Además un alto porcentaje de usuarios se vuelven adictos a la droga, según se evidencia por el uso continuo de los esteroides o anabolizantes a pesar de los efectos negativos sobre la salud y las relaciones sociales, llegando a padecer el síndrome de abstinencia, cuyo síntoma más peligroso es la depresión porque a veces lleva a intentos de suicidio.

Históricamente el ser humano ha pretendido mejorar su rendimiento y para ello ha buscado todo tipo de estratagemas, éstas ayudas tradicionalmente se han dirigido a mejorar aspectos deportivos y atléticos, para mejorar las competencias deportivas.
El germen se multiplicó en los equipos y selecciones de los países del Este (especialmente en Rusia y la República Democrática de Alemania), quienes entendían el deporte como una manifestación de patriotismo, y la victoria deportiva implicaba valores políticos y sociales. Esto llevó a una elevada muerte de deportistas y desencadenó una preocupación social importante por la utilización de dichas sustancias dopantes.

Varios estudios calculan en unos 10.000 el número de atletas que se doparon, conscientemente o no, en tiempos de la Alemania Oriental, y las secuelas del uso de anabolizantes se muestran también en las generaciones posteriores.

Más de un centenar de víctimas del programa de dopaje sistemático continúan bajo tratamiento psiquiátrico debido a los efectos nocivos de la ingesta continuada de estas sustancias -el Oral-Turinabol, un esteroide anabolizante conocido como las judías azules-, y el actual estado alemán ha tenido que indemnizar con unos 20.000 euros para cada uno de los 160 deportistas damnificados.

Las atletas tuvieron múltiples problemas ginecológicos y la probabilidad de sufrir un aborto fue 32 veces mayor de lo normal. Uno de cada diez hijos de estas deportistas nació con alguna incapacidad física y uno de cada cuatro sufre alergias.

dopaje infografía SUJA

SUJA.

Consumo en los gimnasios

Sin embargo, hoy en día existe un abusivo consumo de sustancias dopantes en los gimnasios y centros fitness. La sociedad actual está exigiendo que todo el mundo tenga una imagen estereotipada y una visión de la salud distorsionada. Por un lado, conciben el cuerpo como una máquina y por otro, buscan un cuerpo lo más estético posible. Estas presiones sociales y la falta de información ha desencadenado que en los gimnasios, que deberían ser el lugar donde se debería realizar un ejercicio físico para mejorar la salud, prolifere el consumo de todo tipo de sustancias con el fin de mejorar aspecto físico (ganar masa muscular, perder grasa) mejorar rendimiento de fuerza.

Este consumo abusivo de sustancias dopantes en los centros de actividad física en el tiempo de ocio, adquiridas de forma ilegal, se realiza sin prescripción médica, con unos objetivos no deportivos sino estéticos, con dosis en muchos casos excesivas en función de la que se debería recetar médicamente, por lo que ponen en riesgo su salud y sufren diversas complicaciones, solo por el hecho de percibir objetiva y subjetivamente mejoras en su tono físico (aumento de fuerza, aumento de resistencia, alteración de la composición corporal, mayor pérdida de grasa, disminución del tiempo de recuperación.

Inyectadas u orales, los esteroides anabolizantes aumentan la secreción de testosterona en el organismo. Los anabolizantes crean adicción y el beneficio no compensa el daño que causan. Nombres comerciales como Winstrol, Anadrol, Anabolex, Cipionato, Deca-durabolín, GH, Sustanon, Primobolán, etc., son conocidos en el mundo del fitness y el culto al cuerpo. Un mercado negro que genera millones de euros anuales, y que campa a sus anchas en internet. Los consejos de un compañero de pesas o un preparador físico, bastan para que algunos deportistas se lancen a utilizarlos atraídos por el hecho de obtener más y mejores resultados en el aumento de la fuerza, la resistencia y el aspecto físico.

Efectos de las sustancias dopantes

Dentro del grupo de sustancias que mayores efectos ‘positivos’ y ‘negativos’ producen en el organismo tenemos los Estimulantes (Tipo A) o también denominados como no anfetamínicos: son sustancias fácilmente detectables que estimulan el tono vital. Precisan ser cuantificados y según la cantidad detectada en orina serán considerados positivos si se supera la dosis indicada. Entre los más conocidos están la terbutalina, la efedrina, la pseudoefedrina, la fenilpropanolamina, el salbutamol y el salmeterol.

Estimulan la circulación sanguínea; rebasan el umbral de agotamiento físico o umbral fisiológico de la fatiga; y aumentan de la agresividad y euforia a nivel orgánico. Mientras que entre los efectos secundarios están el aumento de la tensión arterial; el colapso circulatorio; el traspaso de los límites fisiológicos por superación del umbral de fatiga; la presentación de sentimiento de pánico y miedo; y son susceptibles de ocasionar la muerte.

En los Estimulantes (Tipo B) o también conocidos como anfetamínicos: presentan las mismas características y efectos que los anteriores y también son fácilmente detectables, aunque no precisan ser cuantificados ya que se les considera como positivos por mínima que la cantidad detectada. Como ejemplos podemos citar la anfetamina, el mesocarb, la cocaína, el bromantán, la metanfetamina y la pemolina.

Los Betabloqueantes-Adrenérgicos son fármacos que actúan a nivel del corazón. En España, su uso queda a juicio de las distintas federaciones deportivas y solamente se consideran prohibidos cuando su consumo pueda modificar artificialmente el rendimiento de los atletas o afectar al resultado de la competición. Suelen utilizarse en deportes de precisión como el tiro o el automovilismo y entre ellos figuran el atenolol y el propanol.

Presentan como efectos la disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial y la contracción de la musculatura bronquial, mientras que pueden presentar como efectos secundarios fatigabilidad; hipotensión postural; broncoespasmos y supresión del sentimiento de pánico o miedo (ansiedad).

Por su parte, los Esteroides anabolizantes son sustancias químicas utilizadas para aumentar la intensidad de los procesos anabólicos del organismo y pueden ser de Tipo A o exógenos, es decir, vienen del exterior (estanozolol, formebolona, mesterolona, metandienona, etc.), Tipo B o endógenos, es decir, producidos por el organismo (testosterona, dihidrotestosterona, androstendiona nandrolona, etc.) y sustancias que tienen actividad anabolizante o Beta2-agonistas (clenbuterol, salbutamol, salmeterol, terbutalina, etc.). Excepto la nandrolona y la testosterona (hormona sexual masculina) que es producida de forma natural por el organismo, el resto se consideran positivos.

Sus efectos: contribuyen a la formación de proteínas y tejido muscular; aumento del tamaño y de la fuerza muscular y producción de caracteres sexuales masculinos. Entre los secundarios pueden presentar masculinización (voz y vello facial) en las mujeres; detienen el crecimiento -si son utilizados en esta etapa-, impotencia sexual en usos prolongados; hepatopatías y problemas hepáticos graves (tumores); ginecomastia (mama en los hombres); azoospermia (no espermatozoides).

Hormonas Peptídicas y sustancias Miméticas y análogas: Son sustancias cuyos efectos en el organismo son similares a los producidos por los esteroides anabolizantes y tampoco precisan ser cuantificadas, pues se considera como positivo por poca que sea la cantidad que se detecte. El problema estriba en que algunas de ellas son difíciles de detectar en la orina, es el caso de la eritropyetina (EPO) o de la hormona del crecimiento (HGH). Entre las más conocidas figuran la gonadotrofina coriónica (hCG), las gonadotrofinas de origen hipofisario y sintéticas (LH), las corticotrofinas (ACTH), la insulina (sólo se permitirá en los diabéticos tipo I o insulina-dependientes) y la somatomedina C (IGF-1) y sus factores liberadores (ciclofenil, clomifeno y tamoxifeno así como sus análogos).

El Dopaje sanguíneo consiste en la administración de sangre, hematíes o cualquier producto similar. Es decir, unas semanas antes de la competición se le extrae al deportista una cantidad de sangre que le será nuevamente trasfundida antes de la misma. Tiene como efecto principal el aumento de la concentración de oxígeno y de la resistencia muscular, y como efectos secundarios la aparición de fiebre; ictericia; shock metabólicos y sobrecarga de sistema cardiocirculatorio.

Las manipulaciones farmacológicas, físicas o químicas: se consideran la cateterización, el sondaje vesical, la sustitución o alteración de la orina, la inhibición de la secreción renal mediante el Probenecid u otras sustancias con acción o efecto farmacológico análogo y la alteración de las medidas realizadas sobre la testosterona y la epitestosterona por medio de la administración de Epitestosterona, Bromantán o cualquier otra sustancia con acción o efecto similar.

El grupo más conocido es el de los diuréticos, que suelen utilizarse para conseguir una reducción rápida del peso corporal en deportes como boxeo, judo, lucha, halterofilia y en general en todos aquellos que están categorizados por peso y para disminuir la eficacia de los controles antidopaje.

En este sentido, es motivo suficiente para dar por realizada una manipulación, independientemente de que haya tenido éxito o no, el hecho de que una sustancia o un método se hayan utilizado o se hayan intentado utilizar.

Entre los efectos está el aumento de la diuresis; además de alteraciones electrolíticas; hemoconcentración; insuficiencia renal y deshidratación.

Casos mediáticos

Hay multitud de casos de dopaje deportivos detectados en los últimas décadas. Quizás los más llamativos son:

Ben Johnson Carl lewis

Ben Johson levanta la mano en los últimos metros de la final de los 100 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. | DA

-Ben Johnson, Seúl 1988. El velocista jamaicano con pasaporte canadiense, Ben Jonhson, ganador de los 100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 fue desposeído de su medalla y del récord mundial tras haber dado positivo por stanozolol. Seguida por todas las televisiones y emisoras de radio a nivel mundial, -la final del hectómetro siempre es la prueba de unos Juegos que genera un mayor interés- la repercusión planetaria puso sobre la mesa la aplicación de sustancias dopantes en el atletismo de velocidad. Carl Lewis ya había insinuado en 1987 que se dopaba.

-Expulsión del Festina del Tour de Francia de 1998. El equipo Festina (primero en la clasificación de la Unión Ciclista Internacional (UCI)) fue expulsado del Tour de Francia de 1998 tras haberse encontrado elevadas dosis de EPO y medicamentos con finalidad dopante en un vehículo del equipo. El director deportivo y el médico confesaron posteriormente que los administraban a sus corredores.

El doctor Eufemiano Fuentes

El doctor Eufemiano Fuentes. | DA

-Operación Puerto. Este proceso que comenzó en 2006 permitió desarticular una red de dopaje liderada por el doctor Eufemiano Fuentes que ofrecía prácticas ilícitas para mejorar el rendimiento con hormonas (EPO, testosterona y otros anabolizantes), medicamentos y transfusiones sanguíneas. Entre los clientes de la red había futbolistas, tenistas, atletas y ciclistas.

-El caso Armstrong. La Agencia Antidopaje de Estados Unidos acusó en 2012 a Lance Armstrong de doparse con EPO, testosterona y cortisona y en 2013 le quitaron sus siete títulos del Tour. El texano fue descubierto en 1999, año de su rimera victoria en la ronda gala, con un preparado de corticoides pero argumentó a su favor una receta médica. Posteriormente tampoco pudo ser sancionado tras el análisis de las muestras de 1999, que fehacientemente contenían EPO, pero no se guardaron las muestras B para realizar el contraanálisis.

Marco Pantani. El gran escalador italiano Marco Pantani fue descalificado del Giro de Italia en 1999 al observarse altos niveles de hematocrito en su sangre, lo que sugería un caso de dopaje con EPO y la hormona del crecimiento, aunque no se pudo probar de forma concluyente. Era en la penúltima etapa de un Giro que tenía sentenciado. A pesar de la acusación de dopaje, su popularidad no decayó debido a su forma de correr sin concesiones en la montaña. En 2004 el Pirata fue encontrado muerto en la habitación de un hotel, supuestamente por una sobredosis de cocaína, pues las causas de su muerte todavía son una incognita y la familia pide reabrir la investigación. En un primer momento se sospechó que se hubiera suicidado, después de que se encontraron en la habitación antidepresivos. Un año antes fallecía en idénticas circunstancias el ciclista español José María Chava Jiménez, buen amigo de El Pirata. Otro escalador de raza, un genio, un prodigio impulsivo que se retiró del ciclismo profesional en 2002, aquejado de una fuerte depresión y falleció en Madrid en 2003, a causa de un paro cardíaco.

MARION JONES Juegos Olímpicos de Sidney del 2000

Marion Jones fue la reina de los Juegos Olímpicos de Sidney del 2000 antes de retirarle sus medallas. | DA

Marion Jones. En los Juegos Olímpicos de Sidney del 2000, la velocista y saltadora Marion Jones logró tres medallas de oro y dos de bronce, convirtiéndose en la Reina de Sidney. Meses antes de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 la Agencia Antidopaje de Estados Unidos inició una invdstigación sobre un nuevo producto dopante llamado Tetrahidrogestrinona (THG) producido por los laboratorios Balco, que salpicó a Jones y a su marido, el también velocista Tim Montgomery. Aunque no llegó a ser acusada formalmente mermó su preparación para Atenas. En junio de 2006 dio positivo en un control antidopaje por EPO, aunque el contraanálisis demostró que se había tratado de un error. Si embargo, en octubre de 2007 confesó, ante un Tribunal Federal de Estados Unidos, haber consumido tetrahidrogestrinona en los Juegos de Sidney, por lo que fue sancionada y le fueron retiradas las cinco medallas olímpicas. Condenada a 6 meses de prisión, Jones devolvió todas las medallas, puntos y premios ganados desde septiembre de 2000.

Johann Muehlegg. En un país sin tradición en el esquí de fondo como España, que llegara un buen fondista alemán y pidiera la nacionalización abría las puertas a las medallas a nuestro país. Era Johann Muehlegg Juanito que pasó de la máxima gloria a ser un auténtico villano tras dar positivo por darbepoetina en un control sorpresa ocho horas después de lograr la tercera medalla de oro en las Olimpiadas de invierno de Salt Lake City. Juanito fue sancionado con dos años. Aunque intentó volver en las siguientes Olimpiadas, la Federación Española de Deportes de Invierno, le cerró las puertas. Posteriormente reconoció el uso de sustancias prohibidas al menos en la tercera prueba.