Manuel Fernández González anunció por sorpresa al final del último Pleno en el Parlamento que dejará su escaño y la polÃtica después de cuarenta años. Manolo, como lo conocemos todos, es una rara avis de la polÃtica canaria, un superviviente de la primera legislatura. Un diputado periférico que se recicló en capitalino. El único que conozco que ha sido elegido por dos islas diferentes, El Hierro y Tenerife. Lo curioso del caso es que aunque podrÃa parecer a priori que tal longevidad polÃtica, en palabras de Antonio Castro, sólo se consigue pasando desapercibido, la realidad es que Manolo nunca lo hizo. Muy al contrario, dijo lo que le pareció, sin importarle las consecuencias. Directo, a veces demasiado, y muchas veces polÃticamente incorrecto. Siempre él. Los periodistas lo sabÃan y lo buscaban. El discurso de despedida fue sin duda el mejor. Quizá porque la tranquilidad de la decisión ya adoptada le permitió hablar por primera vez sosegado. Pidió perdón -no hacia falta-, dio las gracias a todos y se fue. Yo también quiero ser hoy polÃticamente incorrecto, ya que no es lo normal que un polÃtico de un partido, el CCN, dedique un artÃculo a otro del PP, y menos en plena precampaña electoral. Pero Manolo se lo merece. Azabache, como lo bauticé hace muchos años, en alusión a un famoso cuervo de La Frontera al que su dueña, Maruca, enseñó a hablar , fue siempre un polÃtico coherente con su forma de ser y sobre todo de hablar. ParecÃa que estaba enfadado. No lo estaba, hablaba asÃ. Nunca cambió, por muchos cursos de telegenia que le dieron en la sede central del PP en Madrid. Hoy, ante tu inesperada despedida, quiero darte las gracias públicamente por tu ejemplo, porque que un diputado, vicepresidente segundo de la Mesa del Parlamento de Canarias, dimita, deje escaño y sueldo y se vaya, es cuanto menos de agradecer, especialmente en estos momentos, los peores de desprestigio de la polÃtica canaria, salpicada por la corrupción y el transfuguismo consentido. Te deseo que te vaya bien en tus sin duda más rentables actividades profesionales, que nunca abandonaste del todo, y que disfrutes mucho más de tu familia. Y perdóname por lo de Azabache, que en cualquier caso, si te estás enterando ahora por este artÃculo, de ese cariñoso mote o de quién fue su verdadero autor, después de tantos años, cualquier castigo que se te ocurriera, como bien sabes diputado, ya habrÃa prescrito. Hasta siempre, Manolo.
*Diputado y Presidente Federal del CCN