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Mediación (VI) – Por Andrés de la Vega Alcañiz

   

Diálogo en la mediación. Y así sigue el mediador, siempre impulsando el diálogo entre los tres, a veces entre los dos, nunca “mediando”, pues lo que dice cada uno es como lo que quiere cada quien. Es posible que se acerquen, y el mediador lo observe así, y quizá ellos también. Y por cierto digo, ahora, ya ha surgido el nombre e, incluso si nos seguimos tratando de usted o de tú, según caiga cuando sea, siempre, y en todo sin prisas. Y tengan por seguro que ya habremos acordado las sesiones que calculamos suficientes, ni muchas ni pocas, ni las que se aplican siempre, ni criterio que tenga, que use, que crea el mediador. No, en eso como en todo, las iniciativas las tienen las partes, ellas lo habrán pensado y entendido, claro, con la ayuda del mediador, porque esa es su labor, y repetimos, la de colaborar, la de ayudar, si hace falta, a pensar, a recordar, a reflexionar, incluso en el período entre sesiones. Pues también habrán fijado el tiempo entre una y otra que, siempre, fijarán las partes, no por la organización, ni por los compromisos o necesidades del mediador que se va olvidando de lo que es, si se va haciendo, convirtiendo en protagonista de la mediación, como algunos dicen: “¡Hice una buena mediación!”. Pues así seguimos y seguiremos, tanto explicando la mediación que ya, como otras, quiere ser una ciencia y que ya lo empieza a ser, gracias al excelente, magnífico trabajo de muchos, de tantos, y más bien muchos predecesores que han trabajado, estudiado y desgajado de cuestiones semejantes, a la vez crecientes, y logrando solidez, esencia, técnicas y estrategias. Sin olvidar, al contrario, estudiando a fondo la esencia humana, los fenómenos sociales, la evolución de las ciencias y las artes, la historia del ser humano, de sus pasiones, aficiones, deseos anteriores, presentes y hasta el futuro, aunque sin programar, acertar o especular y menos adivinar.

Por ello se estudia cada día más las instituciones primordiales, importantes, necesarias, imprescindibles de la vida y para la vida y su mejora y su perfeccionamiento. Como lo es la familia, la empresa, las ramas de las ciencias, la biología, la técnica, el derecho o, incluso, las leyes para todo, y a todos los campos se extiende la mediación y su influencia es cada vez mayor. Como lo aprenderá el muchacho, el hombre, la mujer, el ciudadano en suma que en ella querrá aprender a formas de ser, a entender la vida con sus cosas, las cosas de la vida y hasta a aprender a conocer, a comportarse, actuar y ser y, si me apuran, a amar, a perdonar, a sentir, a saber, a olvidar, a superar sus ansias y existencias, y a saber, a estudiar y conocer las esencias, los sentimientos y los comportamientos tanto de los humanos, como de las instituciones, organizaciones y aquellos con quienes convive a diario y permanece en actividades personales y profesionales y entremezcla su vida, su existencia con y en familia, en sociedad, creencias, avances… En definitiva, la mediación habrá de llegar a todo a la vida misma. Conozco quien dice: “Cuando terminé en mediación, comencé por mediarme a mí mismo”. Y de nuevo volvemos, como se dice, ahora vuelvo. Pues “como decíamos ayer”, habíamos comenzado la mediación, y habíamos estado ya y continuábamos en la llamada “sesión informativa”, como la denomina la Ley del Estado, que establece como institución a la mediación, aunque la llama civil y mercantil y define al mediador, y cómo puede llegar a ser y establecer quiénes lo pueden formar para obtener la titularidad.

*Abogado y experto en mediación
vegaalcaniz@gmail.com
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