El espÃritu de la Navidad ha llegado a la Canarias polÃtica y, a falta de nieve, buenas son las encuestas. Cada uno expone en estos dÃas sus posibilidades, y unos y otros -casi todos en sus propias formaciones- afilan el colmillo por si imputan al de al lado y se mueve la lista.
Ahora resulta que los tiempos polÃticos ya dependen más de los judiciales, y que la agenda del poder ejecutivo y del legislativo la marca el poder judicial. Pero falta un pequeño detalle: la opinión de los ciudadanos en la urnas, que a dÃa de hoy, y con todas las imperfecciones de una ley electoral que sigue estando vigente y presente, será la que marque la composición de los nuevos gobiernos.
No habrá tiempo para modificaciones de alcance hasta el mes de mayo, como las que se permite un Consejo de Ministros en materia fiscal acerca, por ejemplo, de la extracción de petróleo en pleno debate ciudadano y en pleno revolcón del ministro José Manuel Soria, con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), que le lleva la contraria a Paulino Rivero y a los canarios que se oponen al petróleo, que no sabemos si son muchos o pocos porque no han permitido conocer lo que piensa la gente, independientemente de que les incumba o no. Como dicen muchos adoctrinados por la todavÃa presente en ideas Alianza Popular: eso es de España y punto.
Pues con la agonÃa del debate del crudo, la traquina de otros con el gas natural como alternativa al oro negro y el debate limpio pero inconsistente de las renovables, nos hacen pasar el rato hasta conocer los nombres y apellidos de los que nos representarán. No nos queda nada.
Vaya cuento navideño el que se nos viene encima…