Este actual Gobierno pasará a la historia por múltiples cosas y casos, innumerables en este artÃculo y en cualquier otro. Sin embargo, las palabras Democracia, Transparencia y Corrupción merecen una reflexión en las próximas lÃneas, y es que, han sido vapuleadas, abolidas de su recto y coherente sentido, y torcidas y desahuciadas de una manera indigna y deplorable, y a las que, lamentablemente, no les auguro en los próximos tiempos un regreso a sus orÃgenes.
La palabra Democracia se ha convertido en el envoltorio con que el actual Gobierno cubre y ciñe todo, da lo mismo que sea para defender lo indefendible, para excusarse en la inocencia de la corrupción de su propio partido o de los integrantes del mismo, para desahuciar y echar a personas de sus casas, para abolir de manera violenta la expresión de los ciudadanos en la calle, para sacar reformas y leyes que criminalizan y abortan los derechos de la ciudadanÃa, para organizar entramados y apartar a jueces, fiscales o abogados, que de una u otra manera están jodiendo y molestando por el mero hecho de intentar impartir justicia, y en todo esto, dicha palabra es eso, un embalaje, un comodÃn para el principio del discurso, la reforma o la ley, y como bastón incansable para apoyar el siguiente paso a dar.
La palabra Transparencia presenta medidas y caracterÃsticas irrisorias y apocalÃpticas como la anterior. La devaluación muestra paralelismos similares. Y es que han definido a la Transparencia bajo la techumbre desde el narcisismo de promulgar y promocionar en todos lados y a los cuatro vientos que ningún gobierno anterior ha propuesto y llevado a cabo un lugar, en este caso, pagina web, donde el ciudadano pueda visualizar los gastos y los sueldos de los miembros del gobierno, y sin embargo, solo se muestra en ellas lo que ellos quieren que los ciudadanos sepan, nada más, como un caramelito o una migaja de pan para calmar la hambruna de estómagos vacÃos y cansados. De igual manera solo contestarán a preguntas y requerimientos de información del ciudadano, en relación a lo que ellos decidan o consideren es documentación reservada o pública, es decir, lo que no interese que el pueblo no sepa no se sabrá por dicha vÃa. La transparencia en el más amplio concepto y definición que la propia palabra alberga en cualquier diccionario. Y esto sin tomar en cuenta las múltiples desfachateces y mentiras con las que se intenta ocultar y mermar una y otra vez la innumerable corrupción que vomita este paÃs y su actualidad, y el entramado que rodea y aborda desde intereses económicos y empresariales las decisiones parlamentarias o gubernativas.
Al contrario que las anteriores, que la definición como tal sin añadidos ni ejemplos, solo definición pura y dura de la palabra, proyecta un halo de luz, esperanza y clamor, en este caso, la palabra Corrupción es el desengaño, el error, la falla, lo perdido, el camino equivocado, el desatino alarmante, el titulo o argumento de cientos de pelÃculas donde nos empeñamos obsesivamente en encontrar y hallar al héroe, al bueno. Para el actual Gobierno eso no es asÃ, dado que la corrupción está en las personas libres que en virtud de la Democracia y la Transparencia expresan el descontento y las necesidades que conforman el presente en el que residen, exigiendo una mejora de dichas condiciones, o una posibilidad para residir en unas condiciones aceptables y loables, y sin embargo, la Corrupción no contempla el dinero embolsado y adquirido de ilÃcita manera por miembros del Gobierno y del partido, o por amigotes del mundo bancario o empresarial. En ningún caso ellos, pero si son corruptas las madres que libremente toman la decisión de abortar, y sin embargo no los sacerdotes que abusan psÃquica y fÃsicamente de menores, son corruptos las familias y personas que duramente con sacrificios y penurias intentan evitar el desahucio de sus hogares, pero no los bancos que en tantas maneras han engañado y vilipendiado a los ciudadanos amparándose en el desconocimiento de estos y en la desfachatez e inhumanidad del tablero económico, sabedores que serán inflados nuevamente de dinero por el gobierno. La palabra Corrupción, en todo caso, parece más cercana en los últimos tiempos al ciudadano aunque sean otros los que lo practiquen.
De manera penosa, estas tres palabras se hallan en una devaluación y contrasentido que durante generaciones será tomada y asimilada en conceptos diferentes a los que expresan su definición primera, la que cualquiera puede encontrar en un simple diccionario, salvo que, y nada me extrañarÃa, al actual Gobierno le diera por proyectar una ley y cambiar los mismos en la Real Academia de la Lengua. Otras cosas me he creÃdo menos.
*Escritor
www.andresexposito.es