DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife
Hacia Belén va una burra… Y de ella no se bajan ni a la de tres. Paulino Rivero se echa un remiendo y José Manuel Soria se lo quita una y otra vez. El ministro de Industria, Energía y Turismo anda la marimorena mientras el presidente del Gobierno canario se alisa el pelo con un peine de plata fina y mira cómo beben los jueces en el río. No le ve la gracia a que le arriende las ganancias. Para él, el impuesto de hidrocarburos es una cortina de humo.
Rivero se ha comprado un tambor. Y, pa’ completar la fiesta, los cacharros del fogón. Las tapaderas no dejan dormir a los directivos de Repsol, que se dan una borrachera para que se les quite el miedo a que detengan las prospecciones “terroríficas”. Hasta a los magistrados del Tribunal Supremo asusta, menos a uno. Helmuth Moya Meyer emitió un voto particular. Ese sí se moja. Por el patio de la casa del presidente asomó, el martes del auto, el comisionado Fernando Ríos, que no estaba para bromas. ¡Arre, borriquito! Al Tribunal Superior fueron por lana y salieron trasquilados. Pero no están escaldados. Ahora, dentro de un rato, retan al Supremo. Venid, pastorcillos, que las ovejas se han merendado los calzoncillos. ¿Con chocolate? ¡Y un churro! Descompuestos por las vueltas de la noria del parque de atracones, lavaron los trapos sucios con trozos de jabón Lagarto.
“Dime, niño, ¿de quién eres?, todo vestido de blanco”. Pedro Sánchez aguarda a la aprobación de los presupuestos autonómicos para estirar el mantel sobre la mesa del pacto, no vaya a ser que se derrame el vino y las manchas rebeldes se extiendan como la pólvora. En la algarabía predominan los valores de supervivencia por encima de los de convivencia. Amor en el pesebre y sufrimiento en la cruz. ¡Qué dolor, qué pena!
En estos días resuenan con alegría los cánticos de la ciudadanía. El Parlamento de Canarias inauguró el portal navideño en la víspera del Pleno de la votación por unanimidad de la Ley de Transparencia, un hito del que se espera que provoque un ictus en el cerebro de la corrupción, y coincidiendo con la activación en La Moncloa del chismógrafo de la Administración. Lo más llamativo es que Mariano Rajoy gana 35.000 euros menos que su jefe de gabinete y que Soraya Sáenz de Santamaría percibe una cantidad inferior a las retribuciones de sus secretarios de Estado, una diferencia de 34.619 euros.
Llega el aguinaldo de la democracia participativa, cinco meses después del encendido de luces de la versión canaria del portero automático de la tramparencia. Quien la hace cobra y quien no cumple la paga.
En adelante, los gestores públicos y los organismos privados que se beneficien de ayudas o subvenciones estarán obligados a rendir cuentas ante los proveedores de la soberanía popular.
Ya vienen los Reyes Magos, que son cuatro: mamá, papá, la cartera y un crédito del banco. Este año traen carbón dulce en las sacas de los incentivos del Régimen Económico y Fiscal (REF). El oro, el incienso y la mirra evocan el reparto de la riqueza.