El PSOE rebaja la euforia para no desvirtuar lo positivo de esta etapa

Manuel Fajardo Palarea, portavoz del grupo parlamentario socialista. | DA

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Después de tanto tiempo en la oposición, el PSOE canario ya se había acostumbrado al papel de fiscal. Tras la espantada de José Manuel Soria, los socialistas no desaprovecharon la oportunidad y ocuparon la vacante que dejó el Partido Popular en el pacto con Coalición Canaria. Desde julio de 2011, Manuel Fajardo ejerce de abogado defensor del Gobierno que preside Paulino Rivero de la mano de José Miguel Pérez. Como portavoz parlamentario, el diputado lanzaroteño realiza un análisis de conclusiones positivas en términos generales, aunque reconoce que hay cuestiones “mejorables”. Fajardo Palarea se refiere fundamentalmente a las políticas sociales.

“Nos ha tocado una legislatura en un momento económico muy complicado”, constata. “Ojalá hubiéramos tenido mucho más dinero para sanidad o educación, pero desgraciadamente nos encontramos con un marco presupuestario que no deja mucho margen a las alegrías”.

Fajardo no es de los que utilizan la máquina del tiempo para distraerse de las obligaciones del presente y olvidarse de lo que está por llegar. Él prefiere centrarse en el último año de la octava legislatura autonómica. “Hemos hecho bastante y todavía nos queda tarea que no es minucia”, apunta con el dedo señalando al salón de plenos. “Estos días hemos aprobado leyes relevantes”, afirma Fajardo en alusión a proyectos o proposiciones como la transparencia, la de Radiotelevisión Canaria (RTVC) y los presupuestos de 2015. “De aquí a finales de marzo o principios de abril vendrán leyes del calado de las de cabildos y municipios, la muerte digna y la reforma del Estatuto de Autonomía”, recuerda por si a alguien le falla la memoria. Y no es una puya a la oposición. O también. Tan bien se encuentra el PSOE en esta posición que al pájaro de mal agüero le ha puesto una anilla con la leyenda: “Ya veremos”.

Del PP, Fajardo echa en cara su “miopía” por “no ver”, dicho con otras palabras, que los palos de ciego para romper la vasija de las golosinas a veces golpean colmenas de abejas agresivas.