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El revés y el derecho >

El revés y el derecho – Por Juan Manuel Bethencourt y Juan Cruz

   

El año convulso – Juan Manuel Bethencourt
El otro día me preguntaron en una emisora de radio, querido Juan, qué cómo me había ido este año a punto de finalizar. Admito que no supe bien qué contestar. Más allá de las vicisitudes personales, que cada cual escribe su relato vital y está por tanto en disposición de hacer periódico balance -no tengo queja al respecto, sino todo lo contrario, debo aclararte-, creo que 2014 ha sido un año muy convulso. Ha ocurrido de todo y, sin embargo, mantengo la tesis de que no ha sucedido nada especialmente relevante, o cuanto menos duradero. En ese aspecto lo considero un año de transición, y me explico. La palabra corrupción ha marcado la agenda política española, al relevo de otro vocablo no menos desalentador, crisis. Esto no quiere decir que la crisis haya finalizado, sino que, por el simple proceso de la superposición, a la crisis económica se le ha sumado la crisis moral, derivada de tanto escándalo en la plaza pública. Creo que estos doce meses tienen la virtud de plantearnos preguntas de gran relieve, pero sin embargo nos dejan, aún, huérfanos de respuestas. La sociedad española (y canaria) padece una preocupante sensación de hastío y enfado, pero lo que subyace bajo ese magma es, creo, el miedo. Miedo al porvenir, a lo nuevo o a lo viejo, a la definitiva fractura o a la parálisis exasperante. En general, los periodistas sufrimos tantas carencias como cualquiera a la hora de detectar la trascendencia real de los acontecimientos que nos toca relatar. Aquello destinado a producir una impronta duradera pasa desapercibido, y sin embargo concedemos rango histórico a simples fuegos de artificio. Los eventos políticos de este año que termina, ¿marcan la senda de un nuevo paradigma o simplemente representan el cambio para que todo siga igual? Es la gran pregunta para 2015, año electoral para más señas. Y, en tanto resolvemos el acertijo, vamos a hacer las cosas bien. Un abrazo.

El mamotreto – Juan Cruz
Al tiempo que recibía tu última carta del año leía en este periódico el documentadísimo articulo que el arquitecto y urbanista José Ángel Domínguez Anadón escribía este viernes sobre los errores judiciales, y de todo tipo, que han acompañado la historia del llamado mamotreto santacrucero. Esa playa ha estado gafada toda su vida, excepto en lo que es la playa misma, que es una buena idea y un lugar de espléndido solaz para los santacruceros. Pero todo lo que la ha rodeado, desde el punto de vista administrativo, incluida la administración de la Justicia, ha sido una enorme chapuza. Ojalá le hagan caso a Domínguez Anadón e introduzcan razón en ese maldito relato. Así pues, eso leía cuando me escribiste, y eso me lleva a desear, para el año que viene y para siempre, sensatez en la administración pública, tino civil en la política, rigor en el trabajo de los periodistas y rigor en general en todos los ciudadanos cuya labor tenga que ver con los otros. La nuestra es una tierra dada a la chapuza; según el gran historiador José Álvarez Junco, esta tendencia a dejar las cosas a la mitad, de mentir sobre lo que no hacemos para explicar que ya está hecho, nos viene de esa época en la que la dictadura era un disimulo perenne de la ineficacia. Como no se podía decir nada, todo se podía hacer. Ahora la política sigue marcada por esa tradición, y es la base de la ira civil que sufre el estamento básico de la democracia, la política. Te deseo un año espléndido, que debe empezar por tu propia felicidad, a la que me sumo con la alegría de tratar contigo (¡aunque tan solo sea por carta!).