El gobierno del PP acaba de colgar en la red la página de la transparencia, recibida con las mejores bendiciones de los medios informativos públicos, RNE y TVE, controlados por el mismo gobierno. Con un descaro tan impertinente como incontestable. Ahora. Lo hace ahora. Cuando faltan unos meses para las elecciones municipales y autonómicas; cuando faltan unos pocos más para que lleguen las legislativas y cuando el gabinete/partido…, o el partido/gabinete, podrÃa convertirse en el primero de la etapa democrática en el que no repite presidencia, es decir, Moncloa, su actual inquilino, el fresco registrador de la propiedad llegado de Galicia para adueñarse de toda España, sobre cuyos ciudadanos ha aplicado la más detestable polÃtica económica y social que jamás se haya visto. Digo enseguida que, en su momento, califiqué a José Luis RodrÃguez Zapatero como el presidente más nefasto de la democracia restaurada en 1978. De lo que no me arrepiento. Pero aunque el bambi leonés tuvo toda la pinta de ser un merluzo (polÃtico), que no se enteraba de nada, de Rajoy pienso, y asà lo manifiesto, que ha sido el sastre (desastre) más penoso que haya dado punta sobre el traje de esta piel de toro. Mariano nos viene ahora con la transparencia. ¿Pero es que piensa que somos bobos? ¿Transparente el PP? ¿Después de Gürtel y después de Bárcenas, Matas y todo un sinfÃn de sinvergüenzas que se han mamado la pasta gansa de los ciudadanos? ¿Transparentes ahora? Vamos a ver: la página nos cuenta que hay un montón de subordinados del presidente que ganan más que el presidente. Pues, de ser cierto, sólo se puede decir que es una gilipollada presidencial. En cualquier empresa, el jefe gana más que cualquiera de sus empleados. Asà que si el presidente del gobierno gana menos que muchos de ellos, o el presidente es tonto de las nalgas, o le falta un agua… Por otra parte, a nadie le interesa que gane más, o menos, que sus subordinados. Lo que nos interesa, a todos los ciudadanos, es que la página de la transparencia nos cuente lo que queremos saber. No lo que el gobierno quiere que sepamos. Por ejemplo: ¿de qué me sirve a mà saber que un secretario de estado gana más que el presidente? Lo que quiero saber es cómo y porqué fue elegido. Cuál era su patrimonio personal y familiar cuando accedió al cargo y cómo de pobre lo va a dejar cuando dimita o le cesen. Lo que quiero saber es si, además de su sueldo, tiene tarjeta para gastos de representación, sea negra o blanca, por cuánto importe y cómo se ha gastado la asignación anual correspondiente. Lo que me interesa saber de los altos cargos de la administración del estado es si proceden o no de la función pública o de la empresa privada. De cuál de ellas y cuánto ganaba cuando dejó su trabajo para entrar en el gobierno. Lo que quiero saber es si tuvo o tiene vÃnculos con los holdings  empresariales y si alguna vez presidió, o va a presidir, alguna mesa de contratación de obras y servicios estatales. Y si tuvo o tiene algo que ver con los beneficiarios de los grandes contratos por los que se adjudican obras millonarias. La transparencia comienza porque el polÃtico sea más diáfano que el el film en el que envolvemos los bocadillos. Los ciudadanos queremos saber si la mujer de la cuñada, del tÃo de la sobrina, de la suegra del vecino del presidente del gobierno está enchufado como secretario, tesorero, interventor o vigilante de seguridad de la bolsa de confetis de Ana Matos, exministra de Sanidad, de la que supongo que, dada su situación, usará el papel de los confetis para menesteres distintos de los inicialmente previstos… Transparencia gubernamental…: una caca pinchada en un palo…