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Voz o tiempo – Por Indra Kischinchand

   

Todos pensaban que era tartamudo. Siempre vacilaba un poco antes de hablar, pero a nadie se le ocurrió pensar que simplemente quería elegir las palabras adecuadas. Ellos no lo hacían, así que resultaba inverosímil que en aquellos tiempos alguien se pudiera tomar una molestia tan absurda.

Ahora todo el mundo ocultaba sus miedos y en vez de elegir el momento y el mensaje sonreían de la manera más hipócrita que podían. Hasta que se les desgastaba el alma. Creían que así conseguirían engañarse hasta a ellos mismos. No recordaban que estaban rodeados de todos los que habían vivido junto a ellos sus más sinceros terremotos. Se miraron al espejo durante tanto tiempo que no se percataron que había gente que aún sabía quiénes eran.

Y cuando se dieron cuenta fue demasiado tarde para cambiar y demasiado pronto para arrepentirse. Así que decidieron seguir disfrazados con sus mentiras; salían con ellas a trabajar, a pasear, a correr… Guardaron tanto rencor que cuando la sinceridad llamaba a sus puertas no tenían respuesta. Se acostumbraron a no elegir nunca las palabras adecuadas y acabaron perdiendo hasta los años. Aunque claro, eso ya no importaba. Ya nada significaba nada, y aunque corría el rumor de que “alguna vez voz o tiempo”, confesaron sus equivocaciones, no fue suficiente para el trotamudo volviera a hablar.