El talento es una virtud innata e individual del ser humano que lo diferencia del resto de personas. Se trata de una aptitud altamente cotizada en las empresas porque generalmente sirve para aumentar la competitividad y la productividad. Esta es la teorÃa, pero en la práctica ocurre, al menos en España y por supuesto en Canarias, todo lo contrario. Estamos hartos de ver como jóvenes con un cerebro privilegiado se tienen que marchar a otros paÃses para poder prosperar y expandir su talento.
De hecho vemos como triunfan en paÃses que los han acogido con los brazos abiertos para desarrollar ese talento, mientras aquÃ, lo único que hacemos es ponerles pegas y trabas. Mañana DIARIO DE AVISOS publica una interesante entrevista con un joven que cumple exactamente con este estereotipo. Talento en plena ebullición que ha huido a Estados Unidos para poder desarrollar sus proyectos porque aquà no le hacÃan ni caso. PaÃses como EE.UU. no solo premian el talento sino que además, les da igual de donde proceda porque al final saben que, invirtiendo en él, tarde o temprano les repercutirá. Bajo esta idea fomentan y desarrollan su sistema educativo. Hasta que España y Canarias no entienda que invertir en talento es un beneficio a largo plazo seguiremos estando a la cola de todo. Desde las administraciones se empeñan en decir que se trata de movilidad laboral. No es cierto. Cuando esos talentos salen de España es imposible que regresen porque somos incapaces de ofrecerles, al menos, algo similar. En la mayorÃa de las empresas, el talento no solo pasa desapercibido sino que incluso se penaliza, casi siempre porque el responsable de la propia empresa ni siquiera sabe como reconocer el talento. España y Canarias tienen muchos activos estratégicos (talentos) trabajando en el exterior. Se han tenido que buscar la vida solos y, en la mayorÃa de los casos, pedir ayuda a otros gobiernos. No sabemos sus nombres ni tan siquiera lo que hacen. No interesa. Aquà el más güay es el más listillo. La cultura del esfuerzo y del afán de superación ha sido sustituida por la cultura golfa. El que se escabulle a la francesa del trabajo, el que copia o el simpático, pero que no da pie al agua, es el triunfador. Nuestros talentos se van porque somos absolutamente incapaces de retenerlos, y porque tenemos un Gobierno tan mediocre que solo piensa en miniatura y se empeña en vivir solo del turismo en lugar de fomentar la investigación y la innovación. ¡A ver si de una vez dejamos de ser lloricas, y empezamos a pensar a lo grande!