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La ayuda que no se cuenta

   

Health workers push a wheeled stretcher holding a newly admitted Ebola patient, 16-year-old Amadou, in to the Save the Children Kerry town Ebola treatment centre outside Freetown, Sierra Leone

SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Más de 8.000 muertos en todo el mundo y tres países -Guinea, Sierra Leona y Liberia- devastados. El ébola ya no acapara las portadas de los periódicos, pero sigue dejando un reguero interminable de víctimas -casi todas en África, aunque también fuera- ante el olvido internacional. La sede del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, ubicada en Gran Canaria, continúa desempeñando una labor silenciosa pero encomiable en la lucha contra la epidemia. Desde que se desató en marzo de 2014 (aunque el primer caso fue en diciembre de 2013), se han enviado ya desde el puerto de La Luz y Las Palmas y el aeropuerto de Gando alrededor de 9.000 toneladas de alimentos y material humanitario valorado en 1,7 millones de euros.

Pablo Yuste, director del centro logístico en Las Palmas de Gran Canaria, recuerda que a pesar de la poca presencia informativa del ébola desde que los primeros casos saltaron a Europa, la enfermedad está lejos de desaparecer y “no se ha dejado de trabajar”. Los inconvenientes puestos por el Gobierno español para que Canarias se usara como puente aéreo hacia los países afectados no ha impedido que alimentos, medicinas o material sanitario se envíen desde la isla. Tanto el aeropuerto como el puerto están funcionando como enlace para el transporte de mercancías. Además, tras la negativa española, el organismo internacional optó por Senegal. “La solicitud se presentó en España pero también ante otros países; ahora está abierta la ruta con Dakar, un enclave que logísticamente tiene todo el sentido”, explica el responsable.

El Gobierno español, que en un primer momento acordó en un Consejo de Ministros contestar afirmativamente a la solicitud de la ONU, estableció luego requisitos muy complicados para los cooperantes desplazados antes de hacer escala en la Isla. Estas exigencias hicieron que Naciones Unidas no contemplara como opción el Archipiélago, a pesar de que en Las Palmas se encuentra, además del PMA, un almacén de Cruz Roja Internacional para dar respuesta a crisis humanitarias en el continente.

El anuncio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) comunicó este mismo mes que confía en la eficacia de dos vacunas experimentales, anuncio que ha supuesto un alivio para el mundo. Sin embargo, la innovación está muy lejos de llegar a países como Sierra Leona, donde Médicos sin Fronteras (MSF) lucha con medios insuficientes para atender a una cifra de contagiados que no deja de crecer. “En Europa no pasará lo mismo, pero en estos países las fronteras son muy permeables y es más difícil frenar el avance del ébola”, insiste Yuste. El protocolo para el transporte de mercancías por la vía aérea y marítima implementado en Gran Canaria “está funcionando perfectamente”. No obstante, el responsable del PMA en las Islas subraya que es imprescindible más financiación internacional para paliar la epidemia. Además del contagio, estos países se enfrentan a una crisis alimentaria que amenaza con dejar muchas más víctimas que el propio virus.

El brote de ébola declarado hace casi un año es el más letal de la historia. La enfermedad se descubrió en 1976, hasta entonces se habían registrado 2.300 casos en casi cuatro décadas y 1.600 fallecidos. Médicos Sin Fronteras, la ONG más activa en el terreno, ha advertido de que se trata de una epidemia que multiplica por nueve el número de afectados en todos los brotes registrados con anterioridad (más de 20.000 personas). El efecto de la enfermedad, además, no es solo sanitario. El virus mata, pero el estigma que general el miedo es capaz de condicionar el modo de vida de miles de personas. Según una encuesta de Unicef, el 96% de los supervivientes de Sierra Leona ha experimentado algún tipo de discriminación. A ello hay que sumar que la epidemia está devastando los endebles sistemas de salud de los países afectados. La ONG considera que “si no se contiene y se extiende, el impacto puede llegar a ser similar a la devastación provocada por una guerra”. Y para frenar esa expansiones fundamental la cooperación de los países desarrollados.