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Castro y Alonso denuncian el bloqueo a la ley antiáridos

   
Carmen Luisa Castro, junto a Jesús Morales y Carlos Alonso, durante una visita a los barrancos. / DA

Carmen Luisa Castro, junto a Jesús Morales y Carlos Alonso, durante una visita a los barrancos. / DA

NORBERTO CHIJEB | Güímar

La alcaldesa de Güímar, Carmen Luisa Castro, se muestra indignada por la tardanza del Parlamento de Canarias en admitir a trámite la iniciativa legislativa para la ordenación de los barrancos de Güímar con el fin de lograr la restauración del paisaje, su canalización y la prohibición de la extracción de áridos, tal y como aprobó el Ayuntamiento y posteriormente, el 25 de julio, el Cabildo. Su presidente, Carlos Alonso, también denuncia “un bloqueo de los grupos parlamentarios a la iniciativa”.

El presidente insular insistió en la necesidad de que “la iniciativa se tiene que admitir a trámite; lo que no se puede es dejar sin respuesta al Cabildo y al Ayuntamiento de Güímar”. La iniciativa recoge la recalificación del suelo, que pasaría de ser suelo de protección minera a rústico de protección ambiental, con una excepción de interés general en donde cabrían los distintos proyectos de inversores extranjeros para esa zona.

Carmen Luisa Castro ve en el lobby turístico del sur de Tenerife a uno de los principales obstáculos para el desarrollo de esas inversiones, pues indica que “cuando el Ayuntamiento da un paso adelante y busca financiación para iniciar la rehabilitación sin coste para las arcas públicas, el lobby turístico del Sur mueve los hilos y consigue bloquear a Cabildo y Gobierno para impedir construir un hotel en Güímar. De paso, y para justificarse, hacen lo mismo con la central geotérmica que el Ayuntamiento pretende implantar, con iniciativa privada, para rehabilitar otro de los agujeros de donde han salido en 40 años todo el material para todas las obras públicas y edificaciones públicas y privadas”.

La alcaldesa insiste en denunciar que “Güímar no tiene futuro porque el Parlamento y el Gobierno de Canarias están metidos en una trampa que han tardado cuatro décadas en organizar y ahora los intereses comarcales turísticos le ha puesto un red encima: se llama ‘Güímar no es municipio turístico’, así que a callar y aguantar”, aunque no arroja la toalla, al anunciar que “esta administración municipal no va a aceptar ese órdago. No sé cómo lo haremos, pero que no les quepa duda de que no nos van a parar”, sentenció.