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El ‘corredor’ del Atlántico Medio, la unión de tres continentes

   
Imagen de archivo del puerto de Santa Cruz. / DA

Imagen de archivo del puerto de Santa Cruz. / DA

MARÍA FRESNO | Santa Cruz de Tenerife

Es un hecho. La Zona Franca de Tenerife ha salido del letargo en el que se encontraba y por fin parece que empieza a despegar. La razón hay que buscarla en el convenio firmado el pasado lunes en Panamá con la asociación de zonas francas de este país y que formaliza el vínculo jurídico que va a servir de punto de partida para el desarrollo del proyecto del corredor franco del Atlántico Medio.

Se trata de un corredor comercial que se fundamenta en el establecimiento de una estructura logística con un objetivo claro: garantizar la conectividad entre América, Europa y África de forma rápida, eficiente y rentable económicamente. Es franco puesto que los puntos que sirven de enlace de esta red de tráfico marítimo mercantil serán siempre zonas francas, del tal forma que la conectividad se apoye en la flexibilidad, agilidad y ahorro de costes que ofrecen estos espacios francos. Y está ubicado en el Atlántico Medio, dado que el objetivo es conectar ambas orillas del océano Atlántico, y para ello se ha aprovechado la estratégica ubicación de Panamá y Tenerife como plataformas de distribución situadas en el epicentro de este eje logístico.

El delegado especial del Ministerio de Hacienda en la Zona Franca de Santa Cruz de Tenerife, Gustavo González de la Vega, explicó que la idea de utilizar Canarias, y concretamente Tenerife, como plataforma tricontinental de distribución es algo que lleva mucho tiempo fraguándose y que ahora por fin “nos encontramos en disposición de llevar a cabo, puesto que la Isla ha estado años preparando sus infraestructuras y conectividad para convertirse en la plataforma logística consolidada que es a día de hoy”. A través de este proyecto se ha podido materializar por fin la idea de la tricontinentalidad, “hemos conseguido convertir el potencial de la Isla en una realidad tangible”.

Este proyecto nació en la Zona Franca de Tenerife y ha necesitado de meses de trabajo y presentaciones hasta alcanzar el objetivo de recibir el aval de la asociación de las Zonas Francas de las Américas (AZFA) y su final aceptación por parte de la Azofrap, asociación de las Zonas Francas de Panamá. “Este logro supone vincular a nuestra Zona Franca con una asociación que aglutina las 15 zonas francas de Panamá, de modo que Tenerife ha captado el interés de todo un país que además resulta un referente mundial en el ámbito de la conectividad marítima y volumen de carga que se mueve a través de su canal”. Además, González de la Vega, explicó que “la magnitud de este proyecto nos obliga a preguntarnos a qué se debe que nuestra Isla haya atraído la atención de las Zonas Francas panameñas, sin embargo este interés no debería sorprendernos, puesto que Tenerife reúne una serie de condiciones únicas cuya exposición de forma conjunta nos posiciona como una plataforma comercial ideal”.

“Esperamos tener resultados en un breve plazo de tiempo, sin embargo considero que lo más destacable de este proyecto no es la inmediatez de sus efectos directos sino la permanencia de los mismos en el horizonte. Este vínculo supone un punto de partida de un proyecto cuyo potencial puede incidir de forma fundamental en el desarrollo comercial e industrial de la Isla”.

Mauritania e Italia, interesadas

Gustavo González de la Vega explicó que desde el mismo día de la firma del convenio en Panamá ya se mantuvieron reuniones con los administradores del Canal de Panamá así como con los responsables del Puerto de Balboa en la costa del Pacífico. De hecho, afirmó, “ya estamos trabajando para que cualquier empresa que quiera se incorpore al proyecto adhiriéndose al corredor. La idea es generar una red de zonas francas que partan de Panamá y Tenerife como puntos de enlace principales, de forma que se incremente el alcance de la conectividad de este corredor. Por nuestra parte, antes incluso de la firma del convenio, tenemos ya las solicitudes de adhesión de zonas francas ubicadas en Italia y Mauritania, por ejemplo”, matizó.

Una cadena internacional de inversión

En cuanto a sus efectos económicos, el director de la Zona Franca, Gustavo González de la Vega, explicó que el proyecto se fundamenta en dos pilares básicos. El primero, en incrementar el flujo marítimo comercial de trasbordo que reactivará la actividad portuaria, apoyado esencialmente en la capacidad del puerto de Santa Cruz de acoger “la llegada de megabuques, incluso los Post Panamax que cruzarán el Canal de Panamá cuando concluya su ampliación, y que sin embargo no pueden atracar en la gran mayoría de los puertos africanos de nuestro entorno cercano, lo que hace necesaria su parada en Tenerife para su posterior distribución en buques más pequeños”. En segundo lugar, generar “una auténtica cadena internacional de valor añadido, principalmente entre empresas establecidas en zonas francas de ambas regiones, como mecanismo para impulsar los intercambios comerciales generados por estas zonas. Actualmente, a nivel mundial, las zonas francas como centros logísticos dotados de especiales condiciones se han convertido en la llave para introducir un componente de desarrollo industrial a las cadenas internacionales de valor añadido. Constituyen, por tanto, el mayor foco de atracción de inversión”, recalcó.