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Dinero por 4.000 veces su valor

   

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SALVADOR LACHICA | Santa Cruz de Tenerife

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el consumo de las familias es la clave del crecimiento de la economía española en el último año. Pero ese incremento de gasto ha encendido las luces de alarma, ya que el ingreso real de los hogares sigue atenazado por la congelación salarial (los afortunados) y por el descenso de las prestaciones sociales (parados de larga duración), lo que realmente significa que el alza del consumo se debe a un importante descenso del ahorro familiar. Es decir, que los buenos datos de la reciente campaña de Navidad se deben a que las familias vuelven a gastar por encima de sus posibilidades reales.

Las matemáticas no engañan, según el INE, la renta disponible conjunta de las familias subió un 0,7% en el tercer trimestre de 2014, respecto al mismo periodo del año anterior, pero el consumo obtuvo un incremento anual del 2,6%.

El contexto, para muchos analistas, es claro: muchas familias no pueden ahorrar nada (sus miembros están en paro o ingresan muy poco), gastan más que las rentas que obtienen, se endeudan o tiran de ahorros de otros.

Los nuevos prestamistas

La economía de las familias, que todavía están muy endeudadas, puede volver a entrar en déficit, y esto es lo que empieza a preocupar a los expertos.

Este es el caldo de cultivo donde han proliferado las empresas privadas de préstamos instantáneos que ofrecen dinero de forma casi inmediata: en un tiempo récord de 15 minutos pueden llegar a valorar una solicitud online que solo necesita de una serie de sencillos pasos.

Son los minipréstamos, préstamos rápidos o e-créditos, una forma de recibir entre 50 y 750 euros para pequeños gastos, pero que tiene una cara oculta que muchas veces la desesperación por afrontar un gasto imprevisto, o simplemente por llegar a final de mes, no deja entrever: los intereses a pagar no son menos de un 2.000 por ciento o hasta de un 4.000 por ciento. En la mayoría de los casos un simple SMS basta para iniciar la tramitación de estos créditos.

En él se solicita que el cliente incluya la cuantía que solicita, el plazo de devolución, su documento de identidad, fecha de nacimiento, dirección postal, número de cuenta bancaria y dirección de correo electrónico. Entre los requisitos que se exigen está tener más de 21 años y no mantener pagos pendientes con terceros. La web Via SMS ofrece 600 euros a devolver en 20 días. En el mejor de los casos, si no se retrasa el cliente, acabará abonando 740 euros .

Otro ejemplo, la comisión por impago en una de las famosas nuevas empresas es del 20% del importe principal del préstamo si el retraso es de un día, asciende al 25% si el pago se retrasa seis días y sube hasta el 45% si la morosidad del usuario supera los 15 días.
Confusión

Es importante no confundir estas empresas de capital privado con las entidades financieras o establecimientos de crédito que conceden lo que se conoce como préstamos rápidos (Cofidis, Bigbank…).

Aunque estos préstamos también tratan de dar respuesta a la necesidad de dinero urgente, tanto su importe, como su plazo de devolución y coste están más en línea de los préstamos personales que conceden bancos y cajas.

Evidentemente, tampoco hay que confundir los minipréstamos con los microcréditos, préstamos de pequeña cuantía a un tipo de interés más bajo que el de los préstamos al consumo y con plazos de amortización y periodos de carencia que posibilitan que la devolución del capital prestado se haga de una forma más holgada. Los microcréditos son concedidos por las cajas de ahorro y tratan de dar solución a los problemas de financiación de los más desfavorecidos.

Las empresas de este nuevo-antiguo negocio que rescata la figura siniestra del prestamista no están sometidas a las mismas normas que se exigen a los bancos y cajas de ahorro y, por tanto, no figuran en ningún registro del Banco de España ni de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), aunque sí que están inscritas en el Registro Mercantil y reguladas por la ley.

Como antiguamente, si no se paga, estas empresas permiten solicitar prórrogas que suelen tener una duración de entre unos pocos días hasta un mes. El negocio puede ser doble, pues al préstamo inicial se suma que los clientes suscriben comisiones fijas de prórroga de los mismos.

Esas tasas, que son diferentes en función del prestamista, varían de los 40 a 70 euros para prórrogas de una semana, de los 80 a 100 euros para dos semanas y pueden alcanzar los 200 euros si la ampliación se hace a 30 días.
Sin promoción alguna de por medio, si el cliente solicita 600 euros a devolver en un plazo de un mes, el interés por la cuantía dispuesta asciende a 150 euros. En el caso en el que se quiera demorar un mes la amortización se aplicarán otros 180 euros. En total, 930 euros, un 55% más del importe solicitado inicialmente.

Como se puede comprobar, se trata de dinero fácil, rápido y sin compromiso, como rezan muchos de los slogans que lanzan para captar clientes, pero, ¿es seguro? Aunque en algunas ocasiones estos minipréstamos son el único recurso que queda para conseguir solventar un problema de liquidez puntual, ya que las entidades financieras tradicionales no suelen conceder adelantos tan pequeños, o piden justificantes de ingresos e incluso avales, si decide contratar uno de estos productos es recomendable que tenga muy claros cuáles son sus riesgos. La recomendación pase por utilizarlos sólo para obtener dinero en situaciones puntuales de falta de liquidez y cuando se tenga la seguridad absoluta de que se van a poder devolver en el plazo estipulado, pero en ningún caso deben convertirse en una fuente habitual de financiación por el coste elevado que conllevan.

En algunos países, incluso, se han observado altos índices de repetición en los solicitantes de este tipo de préstamos, lo que ha provocado que se haya limitado el número de minipréstamos que se pueden solicitar en un periodo determinado de tiempo.
Regulación legal
En España, estos contratos de minipréstamos se rigen por lo establecido en la Ley 22/2007 del 11 de julio, sobre comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores.
Dicha ley tiene por objeto la incorporación al ordenamiento jurídico español de la Directiva del Parlamento Europeo del año 2020 cuyo objetivo principal es la protección del consumidor, atendiendo a las especiales características de los servicios financieros.
Para tal fin se establece un régimen riguroso en cuanto a la información que deben recibir los consumidores antes de la celebración del contrato. De esta forma, el cliente debe conocer y debe aceptar las condiciones del mismo antes de su firma.
Dicha información, además, se le tiene que proporcionar por escrito en cualquier soporte accesible a él. En cuanto a las restricciones en el tipo de interés aplicado, en España se aplica la Ley Azcárate de 1908, sobre la usura.
Conforme a esta ley será nulo todo contrato de préstamo en que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso o en condiciones tales que el crédito resulte leonino si se estima que ha sido aceptado por el cliente a causa de una situación angustiosa.
La Ley Azcárate, sin embargo, no establece un tipo de interés concreto, sino un criterio a partir del cual se puede considerar que el interés es usura.
En base a dicho criterio, en la actualidad, la jurisprudencia del Tribunal Supremo considera que los intereses que oscilan entre el 30 y el 40% son usurarios, aunque todo depende del caso que se esté dilucidando.
Resto del mundo
En el Reino Unido son una industria en rápido crecimiento y el importe medio que se concede suele rondar las 300 libras. No existen restricciones en cuanto a los tipos de interés que se aplican, pero las empresas que los comercializan están obligadas a declarar por Ley cuál es la TAE que aplican.
En Estados Unidos, los minipréstamos son legales pero tan sólo en 37 estados, en los 13 estados restantes están prohibidos. Cuando no están explícitamente prohibidos, las leyes que los prohíben son las de la usura
En Australia también hay limitaciones en los tipos de interés máximo de estos préstamos y han impuesto un 48% de tasa máxima para los minipréstamos.