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Dimisiones obreras

   
Protesta de un sector de CC.OO.-Canarias ante una asamblea convocada por la dirección provisional. / DA

Protesta de un sector de CC.OO.-Canarias ante una asamblea convocada por la dirección provisional. / DA

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Negras tormentas agitan los aires, oscuras nubes les impiden ver el horizonte. El bien más preciado es la libertad. Hay que defenderla con fe y valor. ¡Alza la bandera revolucionaria que llevará al pueblo a la emancipación! En pie, pueblo obrero, a la batalla, hay que derrocar a la reacción”. Esta canción fue muy popular en otros tiempos. Ahora, la guerra civil ha estallado en el sindicato más representativo de Canarias. Este conflicto interno es letra de cañón. ¡A las barricadas! Sí, pero para luchar entre ellos. El jueves se encarnizó la discusión en un episodio que era como una secuencia de La vaquilla, la película de Berlanga.

Dentro, en el salón de actos de la Facultad de Magisterio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, “cerca de 400 delegados compartieron sus experiencias en la acción sindical cotidiana”. Por fuera, decenas de compañeros de “la mayoría democrática” procedentes de varias islas protestaban contra el “autoritarismo represivo” de la minoría, “correa de transmisión” de Ignacio Fernández Toxo. La reunión había sido convocada por el presidente de la dirección provisional, Fernando Lezcano, el secretario de Organización de la cúpula confederal. Los rebeldes contra los rebenques (látigos o instrumentos similares que sirven para azotar).

El altavoz lo llevaba Manolo Fitas, el secretario general de la Federación de Hostelería en el exilio. A él y a otros cuatro dirigentes de la FECOHT se les abrió sendos expedientes disciplinarios con suspensión cautelar de militancia, tras la anulación del congreso celebrado el 12 de septiembre. Como derivación de esa intervención se produjo la voladura controlada de la ejecutiva regional a consecuencia de la dimisión inducida de unos cuantos integrantes del órgano colegiado. Juan Jesús Arteaga tuvo que asilarse. Puso fango de por medio y buscó refugio en la legitimidad estatutaria. Le siguió los pasos Carmelo Jorge, que era el portavoz y que está llamado a recoger el testigo. Será candidato a secretario general en el congreso extraordinario del 26 de junio de 2015. Ya circula el primer borrador del calendario. Se enfrentará probablemente a Antonio Pérez, el líder de la unión insular de Gran Canaria y a la sazón coordinador de la dirección provisional. Previamente, el 26 de febrero, el Tribunal Superior habrá de resolver el pleito jurídico en torno a la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo.

“El cierre de los locales en Los Cristianos, Puerto de la Cruz y Morro Jable [Fuerteventura] demuestra que pretenden debilitarnos”, denuncian desde la federación más numerosa. “El enfado de las bases” se plasmó en el desplazamiento a Madrid de diciembre para concentrarse frente a las sedes de CC.OO., y en las pitadas semanales delante de la Casa Sindical de Santa Cruz de Tenerife, en la calle de Méndez Núñez. “El descontento generalizado se extiende como la pólvora por las organizaciones territoriales y federales de Comisiones [en toda España] y por sus secciones sindicales más importantes”. Piden la renuncia de Fernández Toxo, que en 2008 desplazó a José María Fidalgo por 28 votos (512 sobre 484) con la oposición canaria. A Carmelo Jorge le cuesta creer que Toxo se esté cobrando venganza. “A estas alturas, eso sería lo último que se me pasa por la cabeza”, comenta en un tono que denota desconfianza. Escaldado, Jorge toma sus precauciones antes de llevarse el gato al agua. Sabe que, en ocasiones, los arañazos no son tan perniciosos como los maullidos. Por eso y por aquello, observa los hechos en la práctica.

Se niega a que el discurso ideológico le tape los ojos. “Defiendo mis pensamientos sin esconderme detrás de una cortina dogmática”, reflexiona Carmelo Jorge. “Las trincheras son muy útiles para morir y poco ventajosas para vivir”. ¡Cuerpo a tierra!