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De espaldas al boxeo

   

Pese a los éxitos obtenidos, los mandatarios de Candelaria no han apoyado a una de sus mejores escuelas. / DA

Pese a los éxitos obtenidos, los mandatarios de Candelaria no han apoyado a una de sus mejores escuelas. / DA

JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife

Ni los resultados, ni el trabajo ni el número de licencias, nada cambia la actitud pasiva de los responsables de deportes del Ayuntamiento de Candelaria respecto al boxeo. El gimnasio Dude Box, convertido en una de las grandes referencias del boxeo canario en los últimos tiempos y vivero incesante de nuevos talentos, no ha encontrado nunca el respaldo en su casa.

El último ejemplo fue el del fin de semana pasado cuando fue el campo de lucha de Tasagaya, en Güímar, el lugar donde el club de Candelaria tuvo que mudarse a celebrar su habitual velada de estas fechas. Y no será por falta de espacios deportivos en un municipio bien surtido y equipado logísticamente de pabellones, terreros, polideportivos, plazas y campos de fútbol.

El mejor exponente del boxeo de Candelaria en los últimos años, Ibrahim López, tampoco tuvo nunca el apoyo de los políticos locales. Ni cuando consiguió el Campeonato de España del peso crucero, allá por octubre de 2012, el Pegaso encontró el ánimo de su localidad, allí donde siempre manifestó su intención de pelear ante su gente y de poder despedirse del pugilismo profesional ante su gente.

“Es difícil de entender su actitud”, intenta explicar Ibrahim que reconoce que “son muchos los boxeadores de nivel que está dando Candelaria, deportistas que no han tenido ni el apoyo ni el respeto de su ayuntamiento”.

Y es que, para el bravo fajador local entiende que han sido “muchas y muy largas” las pegas de la corporación local para celebrar boxeo en Candelaria. La última “pedirte 1.500 euros por un pabellón que tiene un aforo que ronda las 400 personas. Eso es un abuso y también una manera de decirte que no”.

“Es muy triste que sea el ayuntamiento vecino de Güímar quien nos acoja y arrope dando salida a nuestros boxeadores”, cuenta Ibrahim, que sigue soñando “con el mejor final posible para nuestra carrera. Boxear en casa, ante los míos y en la plaza de la Basílica”.