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Sin mejoría

   
Aridane cabecea ante la oposición de Ramalho. / SERGIO MÉNDEZ

Aridane cabecea ante la oposición de Ramalho. / SERGIO MÉNDEZ

MARTÍN – TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

El primer partido de la era Agné en el CD Tenerife solo sirvió para corroborar que el técnico aragonés tiene mucho trabajo que hacer en su nuevo puesto de trabajo. Los blanquiazules cosecharon una nueva derrota y ya son seis semanas consecutivas en la que no saben lo que es ganar. A pesar del ajustado marcador, el Girona se mereció mucho más premio, ya que dominó gran parte del partido y tuvo numerosas ocasiones para llevarse de regreso a Cataluña un buen botín goleador. Dani Hernández, ayer el mejor de los locales, lo evitó. El enfermo no mejora. Todo lo contrario.
Cabía esperar que el primer once del nuevo preparador incluyera alguna novedad, llamativa o no. Nada de eso. Su once inicial de ayer lo hubiese firmado el mismísimo Cervera. No obstante, sobre el campo se apreciaban pequeños detalles que vislumbran lo que quiere el nuevo entrenador. Incluso así, está muy lejos de conseguirlo.

El choque comenzó trepidante. A pesar de la lluvía que no paraba de caer, los jugadores tinerfeñistas saltaron al campo con las ganas lógicas de querer agradar a su nuevo patrón. En solo tres minutos acumularon dos llegadas. La de mayor interés la protagonizó Suso, quien dejó un balón franco a Moyano, pero el lateral no pudo batir a Becerra. La respuesta rival fue inmediata. Contragolpe ejecutado por el Girona y Cifuentes no puede concretar a puerta semivacía, ya que Dani había sido superado. Vitolo salvó in extremis. La gente se divertía en las gradas y solo se habían jugado cinco minutos.
Pero ya se sabe que las alegrías en la casa del pobre no suelen durar demasiado. Ocho minutos habían pasado cuando el Tenerife volvió a recibir un gol en una acción a balón parado. Saque de esquina perfectamente cabeceado, libre de marca, el francés Lejeune. La zaga local cometió en la jugada un clamoroso error en el marcaje que le costó caro. Además, la acción del córner nació de una pérdida de Carlos Ruiz en el medio, error que tuvo que enmendar como pudo Albizua. Las pérdidas de balón fueron una constante en el Tenerife.

Los locales acusaron el golpe. Suso y Cristo, jugando por dentro, intentaron mejorar el juego ofensivo del equipo, sin conseguirlo. Los medios tampoco ayudaron a alimentar de balones interesantes a Aridane e Ifrán, que pasaron una primera parte casi en el anonimato.

La segunda parte del primer acto encumbró a Dani, quien se tuvo que multiplicar para evitar que el Girona se fuera a la caseta con una ventaja mucho mayor. Felipe Sanchón, en el 27, lo intentó de nuevo, pero esta vez el meta rechazó con ciertos apuros el disparo del delantero. Luego, en el 31, también repelió otro peligroso disparo, esta vez de Sandaza. Ya al filo del descanso otra vez el meta hispano-venezolano resolvió con acierto otro remate de Sandaza.

Agné tenía que cambiar algo para mejorar a su equipo. En los vestuarios se quedó Cristo Martín (muy desacertado en las entregas) y entró en su lugar Juan Carlos Real.

No obstante, poco o nada cambiaría. El Girona seguía a lo suyo, muy cómodo en el encuentro, mientras que el Tenerife procuraba hacer de todo para lograr acercarse a la meta de un inédito Becerra. De hecho, el primer disparo local entre los tres palos llegó en el minuto 55. Albizua cabeceó tras un córner. El remate, excesivamente centrado, lo paró sin problema el cancerbero gerundense.

Un minutos después, llegó el segundo cambio. Se sentó Aridane y entró al campo el canterano Víctor García, quien dispondría de una clara oportunidad. El extremo se encontró un balón suelto dentro del área y su remate final se marchó por encima de la portería (minuto 59). Antes, Becerra se anticipó por muy poco a Diego Ifrán.

Quedaba poco tiempo y había que remar a la desesperada. Agné dio entrada al deseado Cristo González, quien dotó de más movilidad al ataque chicha.
Observando el empuje de los locales, la escuadra catalana se preocupó más por retener el premio que le esperaba. Aún así, pudieron sentenciar de nuevo en el minuto 91, pero Dani volvió a salvar a los suyos. Antes de eso, el Heliodoro pidió al colegiado que pitara penalti por una mano involuntaria de un jugador del Girona. El colegiado no picó y ni por esas el Tenerife pudo empatar.