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La inteligencia emocional – Por Tamara de la Rosa

   

Le has preguntado alguna vez lo maravilloso que sería tener la capacidad de controlar nuestras emociones y expresarlas de manera adecuada? Pues eso justo es lo que llamamos inteligencia emocional. Como decía Aristóteles, “cualquiera puede enfadarse, eso es algo sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. Solemos relacionar el concepto de “inteligencia” con un alto coeficiente intelectual. Creemos que solo eso es necesario para tener éxito en la vida cuando la mayor parte de las habilidades necesarias para conseguir una vida satisfactoria son emocionales, no intelectuales. Es verdad que la capacidad intelectual es una variable a considerar en el logro del éxito, pero puedes ser el mejor médico, arquitecto, deportista, catedrático del mundo que, si descuidas la inteligencia emocional, no tendrás esa estabilidad emocional o felicidad que todos buscamos. El déficit de inteligencia emocional puede concluir hasta con trastornos de salud (la ansiedad crónica constituye un factor de riesgo tan relevante como fumar un cigarrillo tras otro). Sobre todo, en el caso de niños y adolescentes, puede ocasionar depresión, trastornos alimentarios, agresividad, delincuencia y es que, desarrollar la inteligencia emocional es la clave de la felicidad. Puedes tener todo, refiriéndonos a lo material, y no ser feliz y no tener nada y serlo. Algunos aspectos a desarrollar para ir trabajando tu inteligencia emocional son:

1- Autoconcepto: lo primero que debes hacer es conocer tus debilidades y fortalezas. Aprender a promover lo que te encanta en vez de atacar lo que no te gusta. Debes actuar como detective de ti mismo y buscar las pistas de el porqué te sientes mal ante ciertas circunstancias y que has de hacer para cambiarlo. Se trata de estudiarte, analizarte. Uno solo puede mejorar lo que conoce bien. Una persona con inteligencia emocional usa sus fortalezas para hacer de sus debilidades algo debatible.

2- Empatía: no tienes porqué compartir las opiniones y actuaciones de otro para poder entender cómo se sienten. De esta manera evitamos la soberbia y desinflamos nuestro ego teniendo más cuidado con las cosas que decimos y de las reacciones que podemos tener. Controlamos nuestros impulsos porque valoramos las consecuencias que pueden tener en otros. No se trata de reprimirnos sino de gestionar cómo lo hacemos. Nuestra conciencia queda tranquila y nos ahorramos momentos con ansiedad o malestar.

3- Escucha activa: aprende a escuchar para conocer y no para responder. ¿Te has preguntado por qué tenemos dos orejas y una boca? Pues porque debemos escuchar más y hablar menos. Creemos que, cuanto más hablemos, más exitosos seremos y cuanto más callado, más introvertido y débil. Y lo cierto es que cuanto más escuches, más aprendes, más conoces, más creces.

4- Constancia y perseverancia: las personas con inteligencia emocional apuntan al éxito y son conscientes de que para conseguir cualquier objetivo han de trabajar duro en ello. En los momentos de cansancio cogen la toalla no para tirarla sino para secarse el sudor y continuar. Se trata de buscar la motivación dentro de ellos mismos.

5- Presente: acepta y aprende del pasado y no dejes que el futuro te asuste. Puedes ser precavido pero no puedes moverte por miedos. Solo conseguirás limitarte. Aprende a vivir con la incertidumbre y haz de tu vida una aventura donde, inevitablemente, te cruzarás más de una vez con la adversidad. Pero no anticipes. Cuando llegue, buscarás las herramientas adecuadas para superarla.
La inteligencia emocional es una habilidad, no es un rasgo. Las habilidades se pueden aprender. ¡A ponerlo en práctica!

*PSICÓLOGA (tamaraconsulta@gmail.com)