X
Al golpito >

La pobreza de la democracia – Por Rafa Lutzardo

   

El Gobierno de Mariano Rajoy confirma que estamos saliendo de la crisis, pero de ser así, sería muy lentamente. Lo cierto es que más de 700.000 canarios son pobres o están en riesgo de serlo, según se desprende del cuarto informe sobre El Estado de la Pobreza en España, que recientemente ha presentado la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN). Por si fuera poco, ningún parado isleño de larga duración ha cobrado aún los 426 euros de ayuda. Así lo hizo saber recientemente la portavoz de Empleo del Grupo Socialista en el Parlamento de Canarias, Gloria Gutiérrez. Del mismo modo, los socialistas denuncian que los parados deben superar hasta 16 obstáculos. Lo cierto es que la pobreza en Canarias sigue siendo crítica, motivando que las familias más pobres tengan que recurrir a la imaginación para poder comer, pagar la luz y el agua. Por todo ello, muchas son las personas que han tenido que ocupar como habitáculos las antiguas cuevas de los barrancos de las islas. Mientras tanto, muchos han sido y son los políticos que se han aprovechado de la democracia española para llenar sus respectivas despensas. Canarias, por su distanciamiento geográfico con Madrid, sigue siendo la gran olvidada, pese a tener una representante en el Congreso de los Diputados en la figura de la diputada de Coalición Canaria, Ana María Oramas González Moro, pero ni el más mínimo caso. Se acercan las elecciones y cada partido realiza su papel, donde los candidatos se dejan ver por los distintos barrios de las islas con una sonrisa y un apretón de manos. Incluso, hay quién lleva sus rosas como regalo. Unido a todo ello, en esos programas de precalentamiento electoral, las clásicas promesas de esperanzas y de futuros. Sin embargo, en esta nueva ocasión, tanto en las municipales como en las generales, no lo van a tener tan fácil los partidos concurrentes, especialmente PP, PSOE y Coalición Canaria; ya que el pueblo canario está cansado y desencantado con el Gobierno local y estatal. El voto será más reflexivo, meditado y pensado de manera serena. Hay dolor, rabia e impotencia en el pueblo canario tras aguantar con muchos sufrimientos una crisis económica y de empleo que dura ya ocho años. No habrá voto de castigo, pero sí de un deseado cambio que permita que este país salga de esta crisis, la cual ha beneficiado descaradamente al mundo de la banca, a los más ricos y a aquellos políticos que se han convertido en corruptos del poder. La pobreza de la democracia es la gran perjudicada. Todo lo contrario de las castas altas. Por último, el pobre no tiene honor en la mesa del rico.