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después del paréntesis >

Ciudadanos – Por Domingo-Luis Hernández

   

Un zumbido ensordecedor recorría la campaña electoral andaluza. La derecha del PP proclamaba el error de cálculo de la presidenta doña Susana Díaz, error que la iba a dejar con aviesos problemas para gobernar, si ellos no ganaban cómodamente. Dos cosas aducían: el cambio era suyo, después de treinta y tantos años, y estaban convencidos de que por la izquierda iban a comparecer los lobos, y lo propio en esos casos es que los dichos lobos maten sin compasión al ganado del PSOE. De manera que la estrategia debía de ser clara y rotunda. Don Mariano Rajoy echaría toda la carne en el asador porque, quien había sido elegido a dedo (como es usual), habría de sentirse arropado.

Las visitas repetidas al campo de batalla se justificaban. Las puyas al honor del adversario PSOE (con los ERE y demás como sustento) y desacreditar a Podemos confirmaban las interrupciones de doña Susana Díaz al señor Moreno. El PP protagonista, que gobierna en el Estado al que ha sacado de la crisis. Así es que lo propio era repetir que el susto a la democracia consolidada sería considerable, si no cedía el partido tal o si Podemos… Discurso sinuoso contra unos y confirmarle a los votantes el miedo por lo que se avecinaba, antes de que fuera demasiado tarde.

En esas andábamos, sin tener en cuenta que la democracia se sustancia con democracia. Y resultó que muy poco de lo previsto sucedió. Las encuestas se equivocaron tanto para el PSOE (que las mejoró) como para el PP (que las empeoró); y para Podemos (que no fue tanto el alcance como se le suponía). Luego…

El panorama de los partidos en España no parece complicarse. Tanto Izquierda Unida como UPyD tienen los días contados, si sus dirigentes no se arriman a donde deben arrimarse y siguen con eso de que las siglas aúpan a sus líderes a las alturas estimables. El análisis, pues, resulta primoroso:

Uno: doña Susana Díaz no solo triunfó sino que tiene perspectivas de gobierno más que ventajosas; incluso para hacerlo en soledad.

Dos: Podemos no confirma la alternativa. Más aún, parece que no es al PSOE al que le quita la mayoría de los votos. En todo caso, IU lo pasará muy mal, cual ya se dijo. Y otra cosa, el voto oculto parece tener destino, y el útil también. Los votantes de España parecen apostar por lo seguro, aunque las ganas de… los consumen.

Tres: la sorpresa viene por Ciudadanos. Y ahí sí que hay un desplazamiento manifiesto que ha cogido y cogerá a Rajoy por los cuernos. La derecha civilizada de este país tiene referente y no se resistirá. El inmovilismo, el sectarismo, el seguidismo, las mentiras inconfesables, el esquivar la corrupción, los recortes e impuestos, las pullas a la democracia o la incapacidad de estadista de Rajoy no los representa.

¿Qué ocurrirá? Buenas noticias. Lo que Podemos y Ciudadanos aportan al panorama electoral español es la consecuencia, la conducta impar y los principios insoslayables. Desde hace mucho tiempo en este país se sucedieron cambios de partido en el gobierno, no cambios políticos basados en la calidad. Esa expectativa hoy parece tener soporte, para pactar o para gritar desde los parlamentos, no desde las trincheras. El susodicho Rajoy no se cree. Pero eso ya no es un problema.