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Cuestión de legislación – Por Cecilio Urgoiti

   

En el Partido Popular se cumplen sus proposiciones y las palabras dichas se llevan a cabo con la ley en la mano, por si hay alguna duda, y es que a los de la calle Génova les gusta y disfrutan con la ley, hasta el extremo que aquellas leyes que pierden en el Parlamento van al Constitucional y por esa aritmética que da la separación de poderes, solo en los países de tradición dictatorial alcanzan los votos necesarios para encajar su criterio en forma de voluntad legal. Cosa ésta que requiere un largo tratamiento en próximos textos y que prometo abordar. Pero sigamos con lo que íbamos. Hizo votos de presentarse a las elecciones sin imputados en sus candidaturas y está a punto de cumplirlo y dar por hecho el objetivo, fruto de la promesa en cuestión. Aproximadamente, le quedan diez meses para las generales, si es que deciden convocarlas y no van y pactan una continuidad del bipartidismo en forma de “turnismo” de inspiración Cánovas-Sagasta, pero ya sin la molestia del voto.

Lo que se trata de hacer, con la sustitución de imputado por investigado, en este caso muy concretamente, no ha de entenderse como un cambio lingüístico, sino un auténtico proceso de modificación y transformación de una palabra por otra, pues la primera, a base de un constante uso, había llegado a convertirse en una pesadilla, dentro de la vida de las élites políticas de este país, pudiendo afirmar sin equivocarnos que este cambio no es una evolución histórica, sino necesario exclusivamente para ellos, con el objeto de ocultar en periodo electoral términos de este calado. En ningún momento podemos confundirlo como algo que experimentan todas las lenguas en general, y las unidades lingüísticas en cada uno de sus niveles en particular. Vamos, que la palabra imputado estaba muy bien colocada donde estaba, dentro de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, pero al ser tantos los políticos que empezaron a recibir tal apelativo, y aplicando aquello de “difunto el can se acabó la hidrofobia”, pues va Don Mariano y decide que es bueno cambiarla y así se ha hecho, siempre por el bien del país y de los servidores públicos. Estos que han de ser interinos y renovables cada cuatro años, aunque cuando aplicas una mirada retrospectiva son muy pocos los que cambian y, si lo hacen, lo hacen de estamento dentro del mismo ámbito, vamos, dentro del espacio político, pues fuera hay mucho frío económico y poca calefacción, además de dietas. También ven lo poco que ganar, para el corto conocimiento que tiene, miren los salarios que dejan tras la reforma laboral que ellos aprobaron. Con las excepciones que hay y de verdad que sí.
Imputados, computados, pues si los sumamos son muchos o investigados, la mayoría de ellos, como si de Cáritas fueran y, por lo visto, por nuestro bien, en estos días nos clavarán una Ley Mordaza que criminaliza cualquier acto que realices en base a la libertad de expresión, bien sea por solidarizarte en un desahucio o por simplemente fotografiar un salto de valla a un inmigrante o a un agente de la autoridad, que le confiere quien no la tiene, pues con esa ley atenta gravemente contra la Constitución, que ahora restringen a tiempos de Don Claudio, ya que yo por no haberme sido presentado ni ser familia, pero sí le sufrí y mucho, no le digo Claudillo, diminutivo de Claudio.