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Dimisión inmediata – Por Tomás Cano

   

El suicidio sólo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amarguras. Lo dijo un alemán, Goethe.

Estamos viviendo unos momentos muy graves en el transporte aéreo europeo, si al final es cierto que el joven piloto Andreas Lubitz estrelló el avión al suicidarse llevándose consigo a 150 personas.

Lo siento, pero lo que no puedo aceptar son las apariciones del presidente de Lufhansa, Carsten Spohr, o del director general de Germanwings, Thomas Winkelmann, con semblante serio y corbata negra.

Perdonen, pero se imaginan que lo sucedido hubiera ocurrido en una línea aérea española, qué diría el Dier Spigel… Dimisión es la palabra que me viene al escribir esto, dimisión del presidente de Lufhansa y del director general de Germanwings, así como de los responsables frente a la aviación alemana dentro de la compañía, como el acount manager, seguridad y un largo etc.

Lo que hay que investigar en profundidad en esa compañía es cómo una persona enferma pueda estar volando, y por favor, que no nos digan que no sabían nada. Aunque no lo supieran, por respeto a la víctimas y sus familias sería un acto de ética moral que abandonaran sus puestos. No solo deben abandonarlos cuando las cuentas no salen, también se es responsable de toda la operación.

Verles con corbata negra no basta; fuera hipocresía.

El suicidio es una bancarrota fraudulenta, y mantener a esos equipos directivos en esas compañías podría llegar a ser un fraude también.