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“En la montaña hay que ir muy despacito, ese ha sido mi secreto”

   

Edurne Pasaban, primera mujer capaz de alcanzar los 14 ochomiles del planeta. / CEDIDA

Edurne Pasaban, primera mujer capaz de alcanzar los 14 ochomiles del planeta. / CEDIDA

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Edurne Pasaban (Guipúzcoa, 1973) está en pleno proceso de adaptación. Atrás quedaron para ella la exigente actividad deportiva que le condujo a ser la primera mujer capaz de alcanzar los 14 ochomiles del planeta. Ahora tiene, entre otras cosas, una nueva andadura profesional y enseña a gente que acude a su empresa a recorrer turísticamente la montaña más cercana. Hoy estará impartiendo en Tenerife una conferencia que lleva por título Expedición al éxito: alcanzando objetivos y superando dificultades.

-Pocas veces se puede disfrutar de Edurne Pasaban en Canarias. ¿Sobre qué trata la conferencia que va a impartir hoy?
“Ya me gustaría ir más veces y disfrutar del buen tiempo. En la conferencia hago un repaso de mi carrera e intento dar esas claves que llevaron a lograr los 14 ochomiles, algo que empezó siendo un sueño y que acabó siendo una realidad”.

-Después de tener una vida deportiva plena y repleta de éxitos, ¿a qué se dedica?
“Estoy llevando a cabo un proceso de transición desde las expediciones a una vida más normal, volviendo a lo que hace todo el mundo. Buscar que te llene todo lo que haces en la vida es complicado y más aún a mi edad. Me dedico a muchas cosas. He bajado el ritmo y me dedico a dar conferencias como la de hoy. Durante todos estos años he aprendido muchas cosas. Seguro que he crecido como alpinista, pero también como persona, e intento aplicar todo lo que he aprendido para dar charlas en empresas que se proponen un reto y que necesitan claves como las que me llevaron a culminar los 14 ochomiles. También hago algo de televisión. Estoy en esa transición al después. Quizás no sea tan apasionante como escalar, pero también me llena de otra manera”.

-En Tenerife tenemos el techo de España, el Teide, sin embargo el montañismo no es una actividad que levante demasiado interés entre la población. ¿Porqué pasa esto?
“La verdad es que no, pero he detectado, a través de las redes sociales, que hay mucha gente que me escribe y que me pregunta cuándo iré a Tenerife o cuándo subiré al Teide. Sí que hay mucha afición al monte, a la caminata y a la escalada, pero siempre la gente suele preferir los deportes marítimos antes que los de montaña”.

-¿Conoce el entorno del Teide?
“Sí y además tengo amigos que han escalado en esa zona. Tenéis un buen campo de entrenamiento, ya que el desnivel que hay saliendo desde la playa hasta el pico del Teide es increíble. Ahí se puede entrenar tanto como en la Península. Desde luego que es un buen lugar”.

-No todo el mundo está capacitado para llevar a cabo con éxito la actividad que desarrollaba y tampoco se logra nada de la noche a la mañana. ¿Todo lleva su proceso y su tiempo?
“Por supuesto. Yo empecé a escalar a los 14 años. Comencé en los Pirineos, seguí a los Alpes, luego los Andes y, finalmente, llegué muy arriba en el Himalaya. Creo que ése ha podido ser el secreto de mi éxito: ir despacito. Tienes que ir poco a poco porque físicamente tienes que estar muy preparado y también hay un componente de suerte”.

-¿Qué tiene la montaña que engancha a pesar de que continuamente se pone en riesgo la vida?
“La montaña me da una sensación de libertad muy grande y me ha permitido hacer lo que me gusta. Vengo de una familia en el que mi destino estaba escrito”.

-Desde 2013 compagina su actividad como conferenciante y como profesora asociada en el IE Bussines School de Madrid con el programa Cumbres, emitido en La 2. Y por si fuera poco, lleva una Fundación.
“Sí, en ella nos dedicamos a la educación infantil. Durante todos estos años he ido muchas veces a Nepal, donde me han acogido muy bien. Tengo un vínculo muy fuerte con esa tierra. Ahora tenemos 97 niños a los que les damos la educación desde que pueden ir a la escuela hasta la universidad. Este es un trabajo que satisface mucho”.