Casi medio siglo después de su creación, el flemático Mr. Spock está profundamente arraigado en la memoria del mundo globalizado y, pese a la muerte del actor que lo encarnó en la pequeña y la gran pantalla, su peculiar fisonomía, sus ojos inquisidores y sus orejas puntiagudas, su pelo negro y lacio, su rostro circunspecto y su carácter frío y racional, impasible ante el peligro, permanecerán como señas de un símbolo de la ciencia ficción que, cada día, resulta más tangible. Creada por Gene Roddenberry en 1966, la serie televisiva Star Trek juntó a un personaje, impasible y exacto, medio terrícola y medio vulcaniano, con el intrépido y fanfarrón capitán Kirk. La clave fue concertar dos caracteres antagónicos en las aventuras en blanco y negro que, pese a su rotundo éxito en Estados Unidos, América Latina y Europa no superó las tres temporadas. Sin embargo, su impacto marcó a Leonard Nimoy (1931-2015) que, décadas después, regresó con Jeffrey Jacob Abrams en las costosas versiones cinematográficas que recobraron una moda sesentista y la premiaron con generosas taquillas. Nimoy, que descubrió el filón, conjuró el riesgo del encasillamiento con su talento y astucia y, avalado por la fama, dirigió dos nuevas entregas de la saga, y produjo y realizó la película más rentable de 1984, Dos hombres y un bebé. Fue reclamado también para seriales de culto como Fringe, donde interpretó al misterioso William Bell, y Transformes: el lado oscuro de la luna, donde puso voz a Sentinel Prime, dirigido por Michael Bay. Retornó a sus añorados escenarios de Broadway con obras de Jean Genet y Bertold Brecht y, aún más, se permitió continuar, con mejores medios, con su vocación por la fotografía artística, especialmente los desnudos femeninos, que expuso en las mejores salas de Estados Unidos; e, incluso, escribió dos libros de memorias que alcanzaron rango y negocio de best-seller. Pese a que, por razones de salud o cansancio, anunció varias veces su retirada siempre volvió con renovados bríos para mantener vivo al mito, a uno de los iconos más atractivos de la cultura popular. “Mi trabajo y mi preocupación fue lograr que Mr. Spock fuese creíble. Y creo que conseguí poner en valor su inteligencia y su sentido del humor, porque esas virtudes son útiles en los buenos tiempos y en las crisis; en fin, presentarlo como una persona fiable y, desde luego, amiga de los humanos”.