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No llueve y las calles están sucias – Por David Sanz

   

Pese a que hace frío, lleva tiempo sin llover. El viento ha vuelto a dañar la cosecha de los agricultores de la zona noroeste de La Palma. Contra el poder de Eolo poco puede hacer la gente del campo, salvo asegurar las cosechas para compensar en algo las pérdidas, aunque las ganancias no dan muchas veces ni para cubrir la póliza. Frutas caídas en el suelo, plataneras desfoliadas, muros tumbados, además de los gastos de agua por la falta de lluvia dibujan un panorama un tanto desolador en el agro palmero. Igual de triste que ver el estado en que se encuentran las calles de Santa Cruz de La Palma. Un mes después de la celebración de las fiestas de Los Indianos, las vías céntricas de la ciudad siguen mostrando una pátina, ya no blanca, sino de un color ceniza, que convierten las aceras en una auténtica pista de patinaje. El hecho de que no haya llovido ha provocado que, de forma natural, las calles de la ciudad no se hayan limpiado. Pero en este caso, al contrario que en el campo, donde están en manos del capricho de la climatología, tiene una solución tan sencilla como limpiar con cubas de agua las calles. Ya no solo es una cuestión de estética, que también, sino sobre todo de seguridad. La limpieza no ha sido el fuerte de este Gobierno municipal. La excusa de la falta de personal y de convenios para contratar peonadas que cooperen en esta tarea, no justifica el estado en que se encuentra la ciudad. Cuando faltan recursos, debe sobrar la imaginación para realizar lo que uno se ha comprometido a hacer, sobre todo si es un responsable público. Y la solución no creo que tenga que ver con privatizar el servicio de limpieza, sino con sacarle mejor partido a los recursos con los que cuenta el municipio. No es la mejor tarjeta de presentación para los miles de turistas que entran por el puerto en cruceros diariamente, encontrar este barniz de porquería que padecemos a diario quienes andamos sus calles. Lo primero es tener la casa limpia y ordenada, y después ya la podremos adornar con todo lo que se quiera, pero si falla lo básico es difícil sacar partido a todo lo demás. Y la limpieza, estoy convencido, es una de las primeras cosas en que se fija un turista. El Ayuntamiento hizo un esfuerzo el día después de Los Indianos para limpiar las calles, de la que se felicitaron los munícipes, pero es claramente insuficiente para eliminar de las vías las toneladas de polvos de talco que se desparraman en esa jornada, especialmente si después no llueve. Me lo comentaba un amigo estos días. Ahora viene la Semana Santa y más de un costalero va a acabar en el suelo. Aunque sea por la inminencia de esta celebración, que está declarada Fiesta de Interés Turístico, a ver si baldean las calles que falta les hace.