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Playa de la Arena, la más segura de Canarias

   

El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO
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El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO

GABRIELA GULESSERIAN | Tacoronte

Fue el 29 de enero del año pasado cuando la caída de grandes rocas, una de ellas de 10 toneladas, entre los 10 y 20 metros de playa, obligó a restringir el acceso al público como primera y principal medida de precaución y a adoptar soluciones definitivas para los usuarios de playa de La Arena, en Mesa del Mar, uno de los principales atractivos de Tacoronte.

Desde entonces, este paraje de especial encanto lleva cerrado. Y menos mal que se siguió esta determinación, dado que los desprendimientos, aunque de menor escala, continuaron durante todo este año. El último de ellos se produjo en uno de los baños, cuando una roca de unos 200 kilos cayó justo encima del inodoro y rompió gran parte del techo. Su gran tamaño impidió sacarla y por eso fue necesario romperla para poder retirarla.

La dimensión y peso de las piedras obligó a reconsiderar la resistencia de todo el sistema de protección, instalado hace más de 10 años por la Dirección General de Costas, que debido al paso del tiempo perdió calidad y no resistió a las últimas caídas. Como consecuencia, el Ayuntamiento encargó un proyecto técnico, coordinado por el geólogo de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias Luis Hernández y el catedrático de Ingeniería Geológica de la Universidad Complutense de Madrid Luis González de Vallejo, cuyos trabajos ejecuta actualmente Tenesema. Cuando se acaben, la próxima semana, el riesgo de que se produzcan desprendimientos será únicamente del 1% y vecinos y visitantes podrán volver a disfrutar con tranquilidad de una de las zonas de baño más concurridas del Norte de Tenerife.

El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO

El alcalde tacorontero, Álvaro Dávila, destaca la complejidad de los trabajos. / FRAN PALLERO

Maquinaria a todo gas
La maquinaria está a todo gas para poder cumplir los plazos y abrir la playa el viernes. Cuatro empresas se dedican desde hace algunas semanas a terminar las obras. Una está dedicada a los trabajos que se ejecutan en la ladera, otra al arreglo de los baños; una tercera se ocupa de la mejora y acondicionamiento del paseo que va desde El Pris a Mesa del Mar y una última que se encarga de limpiar la arena.

Los trabajos llevan un mes de retraso debido, entre otros motivos, a la época de fuertes lluvias y por lo tanto de mucha dificultad desde el punto de vista operativo, y a que la empresa adjudicataria tuvo que afrontar varios inconvenientes, como la rotura de máquinas y el robo de materiales. En total se han instalado siete nuevas barreras dinámicas con una capacidad de absorción de energía de 1.500 a 2.000 kilos, que pueden soportar el impacto de una roca de cinco toneladas a una velocidad entre 85 y 100 kilómetros por hora. La altura de estas estructuras está entre cuatro y cinco metros, y en su conjunto tienen una longitud de 450 metros lineales. Se han colocado a distintas alturas en la ladera, en concreto, en cuatro niveles diferentes, para poder interceptar de manera más eficiente las trayectorias de los desprendimientos. Debido a las especiales condiciones de inaccesibilidad al lugar, se requirió el apoyo de un helicóptero para su instalación, que trasladó y bajó los rollos de mallas. Pero además, para poder acometer estas obras fue necesario contar con más de 20 operarios especializados en trabajos verticales y numerosos medios de apoyo. “Hubo momentos en los que había más de 20 personas debajo del helicóptero para recoger e instalar los rollos metálicos de entre 1.000 y 2.000 kilos de resistencia”, comenta el alcalde, Álvaro Dávila, quien la semana pasada visitó el lugar.

Partida extra
También se destinó por parte del Consistorio una partida extra para colocarlas en la parte alta del acantilado. Pese a que en este punto en concreto no se registraron caídas de rocas, los técnicos consideraron que era conveniente hacerlo como medida de prevención.

Como complemento a estas estructuras de protección se reparó y aumentó la capacidad de absorción de impactos de las barreras existentes en el borde del paseo. Ello supone un total de 90 metros de barrera mejorados y 70 que han sido reparados totalmente. Asimismo, se aumentó la protección a pie de paseo con otros 60 metros lineales de barrera estática. Por si fuera poco, se estabilizaron diversos puntos de la ladera con redes de cable, anclajes y mallas, evitando que se movilicen unos 950 metros cuadrados de zonas inestables. Y aunque el material que se instaló es resistente al óxido, Álvaro Dávila indica que una vez al año es necesario y conveniente hacer una revisión. En los cinco primeros el mantenimiento está incluido en el contrato con la empresa que colocó las vallas.

Lo próximo, la carretera
Los vecinos de la zona también se quejan de los desprendimientos de la ladera que afectan a la carretera, cuyo paso es necesario para poder acceder a sus viviendas. Una situación que es bastante frecuente y que pone en riesgo la seguridad de conductores y viandantes. Por este motivo se llevará una modificación presupuestaria al próximo pleno municipal, previsto para el 6 de abril, con el fin de que esté arreglada antes del verano.

Tras mucho esperar, playa de La Arena se reabrirá oficialmente el viernes a las 17.00 horas con un reconocimiento a los tres comercios de la zona que soportaron durante todo este tiempo las obras. Habrá sardinas, vino y atracciones para los más pequeños y están invitadas todas las personas que quieran celebrar que a partir de ahora el municipio cuenta, según su alcalde, con la playa más segura del Archipiélago.

Alternativas para los baños

La caída de una piedra de 200 kilos en en uno de los aseos, obligó a estudiar opciones para instalar los baños en otros puntos de la playa ya que están justo debajo del acantilado y su uso conlleva un peligro. Se encargó la fabricación de un servicio portátil, del tamaño de un contenedor, que dura unas tres semanas y requiere de una cuba para vaciarlo. Finalmente se colocará en la zona de la piscina, porque los trabajos acometidos en el techo, consistentes en la instalación de una valla protectora con una especie de “colchón” frena el desmoronamiento de las rocas.