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No quería comunismo… – Por Miguel Tejera Jordán

   

Susana Díaz, presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, no quería comunismo (por eso rompió el pacto con Izquierda Unida y convocó elecciones autonómicas) pero va a tener que comer lentejas, muchas lentejas. Como cabía esperar, IU ya le ha dicho que no cuente con ellos. Lo que resulta lógico en cualquier cornudo y apaleado, es decir, que no puedes aceptar que te den el talegazo para, acto seguido, regresar de nuevo a la misma cama. A no ser que IU se nos haya vuelto masoquista, que parece que recibir estopa se está poniendo de moda gracias a “Cincuenta sombras de Grey”, cosa que no creo de IU, aunque váyase a saber si el poder, incluso a gorrazo limpio, resulta políticamente rentable, además de placentero… Podemos también le anticipa que no le dará su voto, a menos que presione para retirar de la circulación a los señores Chaves y Griñán quienes, como es sabido, fueron los dos predecesores de la señora presidenta en funciones, los cuales están imputados por las cosas raras, raras, en verdad raritas que han acontecido en Andalucía durante sus dos respectivos mandatos; del segundo de los cuales recibió la batuta la señora Díaz, por más que ella insista en que la batuta, sí; pero no la partitura, lo que le honra. Por su parte, Ciudadanos no quiere oír ni hablar de apoyos o pactos que no pasen por idem, es decir, por la retirada de actas de los dos parlamentarios antes mentados, a los que no apetece, ni por asomo, renunciar al aforamiento, no sea que el caso se salga del Supremo y retorne a juzgados de menor alcurnia, donde tal vez, sólo tal vez, podrían complicárseles lo que, de momento, son únicamente imputaciones. Queda saber qué hará el PP. Cabe pensar que debería votar en contra de doña Susana, alargando la agonía de su investidura. Pero he escrito “debería”, es decir, un tiempo condicional del verbo “deber”, porque muy mucho me temo que el PP se salte una vez más sus deberes y le ofrezca un colchón de plumajes a la presidenta de la Junta, toda vez que a los dos les conviene sumergirse en los mismos mullidos muelles (qué cacofonía) del colchón del guiso de Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como). No se trata de que PSOE y PP lleguen a una gran coalición a la alemana, pero pasando por Bujalance o por Jerez de los Caballeros; sino por un pacto de no agresión que consistiría en abstenerse en las votaciones de investidura, para que doña Susana gane tiempo como presidenta, cuando menos, cuando menos, hasta las autonómicas, municipales (y en nuestro caso canario también insulares) de los comicios de mayo. Y es que hay que apuntalar el bipartidismo (ahora tú, ahora yo) antes que ceder poder a quienes más temen ambos: Podemos y Ciudadanos.

Y es que Susana Díaz ha ganado las elecciones andaluces (pero menos, o sea, no tanto); el PP del gallego las ha perdido estrepitosamente cuando Javier Arenas las había ganado en 2012 (no gobernó por el pacto PSOE-IU). Podemos ha pasado de 0 a 15 (muy bien, pero mucho menos de lo que esperaban) y Ciudadanos, el partido de moda, sí que ha ganado (de 0 a 9 escaños sin tanto estrépito ni alharaca).

Por cierto, comentario de la calle: Ciudadanos se está llevando el gato al agua a pasos agigantados. Prometen. Son jóvenes y están centrados. A poco que desarrollen una buena estrategia electoral, sin mentiras y sin paripés, pre o postelectorales, van a meter en un berenjenal a los dos grandes. Ya se encargarán PP y PSOE de ponerles como trapos.

¡Esto se anima, queridos lectores!

¡Empieza la jarana! Del desmadre de CC me ocuparé otro día. Ya he pedido quirófano y anestesista para pronto… (¡Y es que hay que limpiar los muebles…! Los de nuestra casa archipielágica incluidos.)