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Renacimiento – Por Juan Carlos García

   

Las horas entrantes frías y lluviosas de esta primavera modelan este sábado la antesala expectante de la primera de las numerosas llamadas a las urnas que recorrerán este país desde mañana hasta allá por el mes de noviembre, probablemente, cuando se cumplen cuarenta años de la muerte del dictador Franco. Cuarenta años de franquismo seguidos de cuarenta años en los que ha prevalecido el bipartidismo. Todo parece indicar que la sociedad española ha dicho: ¡Basta! Todo parece indicar que esos millones de españoles que se han visto perjudicados laboralmente por los desmanes políticos y económicos de los últimos años han dicho: ¡Hasta aquí hemos llegado! Algunos de los más avezados analistas políticos y económicos no dudan en asegurar que se avecina una suerte de renacimiento en la manera de hacer política en democracia. El renacimiento económico ya se deja vislumbrar fuera de las fronteras europeas. Ya ilumina un nuevo eje mundial que trazan India y China. En algunos lugares del mundo van camino de desencadenar un renacimiento profundo. En otros intentan impulsar un renacimiento radical. Y los hay donde tratan de obstaculizar un renacimiento irreversible. Al sur de los Pirineos y aquí, en este archipiélago atlántico, los ciudadanos que despachan a diario un presente desfavorable están acostumbrándose a paladear un futuro cautivador. Muchos consumen futuro sin atender al presente. Se hartan de desayunar futuro todos los días. De comer y cenar futuro. Fascinados por un anunciado renacimiento en cuanto a la representación política de los ciudadanos. Hace una semana, así lo expresaba Pablo. Sí, Pablo. El cantautor cubano Pablo Milanés, en uno de sus temas de su nuevo álbum, Renacimiento, en concierto en el pabellón Santiago Martín, de La Laguna, al referirse a aquel esperanzador año de 1977, cantaba: “No fumabas, no bebías, solamente te embriagabas del futuro que vendría”. Sospecho que ante las citas electorales programadas para lo que resta de año, los sectores más castigados por la crisis, tanto de la sociedad canaria en particular, como de la española en general, se embriagan del futuro que vendrá. Como Pablo, presentando su renacimiento.