X
el entrenador personal >

Tengo que entrar en ese vestido, como sea… – Por Jorge Miguel González Hernández

   

Todos y cada uno de nosotros tenemos como mínimo un motivo para que la actividad física ocupe protagonismo en nuestra vida daría. Estrés, equilibrio emocional, sentirse sano y fuerte, patologías, rendimiento o, simplemente, tener una mejor imagen. Con los ejercicios adecuados podremos dar forma a nuestro cuerpo, ayudados de una idónea alimentación y con el permiso de nuestra genética. Pero está claro que si queremos conseguir algo que no hemos tenido antes, debemos hacer algo que antes no hacíamos. Son muchas las personas que se ven arrastradas a la práctica deportiva por la necesidad de sentirse mejor consigo misma y perder unos kilos de grasa, reducir unos centímetros de cintura o muslo y de esta forma poder verse radiante en ese vestido idílico para un momento especial. Además, rebajar excesos de grasa también nos beneficiará para evitar riesgos de padecer enfermedades relacionadas con el corazón, diabetes o problemas articulares. En resumen, no nos beneficia tener excesiva cantidad de grasa. Pues sí, gracias a el ejercicio físico podemos conseguirlo. Pero hay que hacerlo de la forma adecuada. Un error muy extendido en estos tiempos es salir a correr o a caminar muchos minutos o kilómetros, con la intención de quemar mucha grasa. Es cierto que se quema grasa, pero únicamente en el tiempo que dedicamos a este entrenamiento. Además, las adaptaciones al ejercicio aeróbico son muy rápidas. Si salimos a trotar o a caminar todos los días las calorías que gastaríamos hoy al completar 20 minutos son las mismas que gastaríamos unos días después al completar menos tiempo al mismo ritmo. Por lo tanto, para quemar el mismo número de calorías tendremos que aumentar el tiempo o la intensidad del ejercicio. Esto llega a un punto que deja de ser saludable. Aparte de aburrirnos y desmotivarnos puede causarnos lesiones por el gran número de impactos producidos en cada paso, sobre todo si contamos con algunos kilos de más.

La alternativa está en ejercicios de alta intensidad. La razón de esta eficacia se debe a que durante el ejercicio no quemamos grasas, sino hidratos de carbono, a diferencia que con el ejercicio aeróbico. Al ser tan intenso, se produce un desequilibrio en nuestro organismo que para volver a recuperarnos quemaremos mucha grasa, entre las 8-16 horas siguientes al entrenamiento. Asimismo, reduciremos grandes números de impactos contra el suelo al no tener que correr o caminar durante tanto tiempo. Conviene trabajarlo con ejercicios de fuerza. De esta forma ayudaremos a fortalecer nuestras articulaciones, le vamos dando forma a nuestra figura e, incluso, está demostrado científicamente que con el ejercicio de fuerza también se puede quemar grasa. De esta forma estaremos menos tiempo entrenando pero los beneficios serán mayores. La monotonía nos aleja de nuestra motivación y, por lo tanto, de conseguir nuestros objetivos. El ejercicio físico nos puede ayudar a lograr esa silueta anhelada. Un profesional nos ayudará a conseguirlo en menos tiempo que por cuenta propia y, sobre todo, de forma segura. Muchas dietas que prometen ser milagrosas pueden acarrear efectos secundarios muy perjudiciales para nuestra salud, tanto física como mental. Recuerda que lo que importa no es la cantidad, sino la calidad.

*Colegiado número 55.163
www.worldtfitness