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147 – Por Saray Encinoso

Dijo que eran más de 150 muertos y que la masacre había ocurrido en Nigeria. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confundió en una entrevista en la Cadena Ser el número de estudiantes que fueron asesinados en Kenia, además del país. La milicia de Al Shabab mató, uno por uno, a 147 chicos que estaban matriculados en la Universidad de Garissa. El asalto duró varias horas y durante unas cuantas más cifrar la barbarie fue una tarea imposible. El Gobierno no tardó en bombardear los campamentos donde, se supone, se esconden los extremistas, en Somalia. No se sabe si provocaron víctimas civiles. Uno de los asesinos es hijo de un alto funcionario de Kenia y licenciado en Derecho. Viste bien. Su foto también ha circulado por las redes.

“Tienes dos minutos para llamar al presidente de Kenia o ella muere”. Esa fue la última frase que algunos alumnos escucharon antes de que una bala acabara con sus vidas. Igual que sucedió con el secuestro de las 200 niñas a manos de Boko Haram (#BringBackOurGirls), también en esta ocasión hay un hashtag -#147notjustanumber- para visibilizar la tragedia en las redes sociales. El activista keniano Binyavanga Wainaina escribió el domingo pasado por qué era, y es, importante recordar. “Quiero ir a un lugar, un trozo de suelo, también un lugar online, donde podamos encontrar los nombres de todos los que han muerto por Kenia desde 1963. Quiero conocer sus nombres. Quiero caminar y caminar, escuchar y ser testigo, conocer las vidas de aquellos que ya no son visibles, pero cuya sangre importó (…). No somos una nación si no podemos recordar adecuadamente a todas y todos los ciudadanos que perdemos”.

El nombre de los fallecidos. Los españoles exigimos, hace unas semanas, que el Gobierno publicara la identidad de todas las personas que viajaban en el avión de Germanwings apenas unas horas después del siniestro. La aerolínea y el Ministerio de Fomento insistían en que había que localizar primero a sus familias. Luego nos dedicamos a indagar en la locura que llevó a un hombre mentalmente inestable a hacer de un suicidio una matanza. Necesitábamos saber las causas, los orígenes, blindarnos ante la incertidumbre. Millones de africanos no pueden. Les han arrebatado su lugar en el mapa y su memoria colectiva. El hashtag se ha convertido en un velatorio virtual al que se puede acudir para descubrir cómo se llamaban, qué les gustaba o con qué soñaban. Ellos son parte de la historia de su país y del mundo. Una parte que no queremos que se repita.
@sarayencinoso