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Águeda Montelongo – Por Cristina Molina

En el planeta donde habita la diputada y presidenta del Partido Popular de Fuerteventura, todo el mundo está equivocado menos ella. Que una persona cometa errores no es noticia y mucho menos motivo de una columna. Lo que sí es y debe ser motivo para alzar la voz es la injusticia que comenten quienes usan deliberadamente el poder político para imponerse. Así hace política Águeda Montelongo, imponiéndose con razón o sin ella. Podríamos remontarnos tiempo atrás, a su guerra con el mal llamado Marqués de las Dunas (ni es marqués ni es majorero) o a cualquiera de las innumerables batallas que ha librado y que solo han servido para reafirmarse en ser una intocable y una indecible. Desde siempre ha existido un hilo conductor de discordia y enfrentamiento. Hoy es fundamental avanzar en el camino de la regeneración. Para ello hay que concretar qué personas son la viva imagen de las actitudes políticas más deleznables. Llegados a este punto, solo cabe preguntarse por qué permite el PP de Canarias semejante atropello a las garantías democráticas o por qué Soria, Asier Antona y María Australia Navarro miran para otro lado.

Lo grave del asunto, por tratarse de una tergiversación de campeonato y en último término una falsedad, es decir que las decisiones que toma la susodicha son por el bien de los ciudadanos. El bien común es una cuestión muy compleja y no seré yo quien lo relativice. Pero si uno elige para encabezar las listas de sus municipios a personas cuyo denominador común es la facilidad para tenerlos atados en corto, haga el favor de no mentar el bien de los ciudadanos. Si uno prescinde de los mejores porque le da la real gana de gestionar así la república bananera de su partido insular, haga el favor de no hacer referencia al interés general.

Así tiene el PP los problemas que tiene; intenta recuperar la altura de miras en la política canaria, toda vez que no es capaz de que una ensimismada levante la vista su ombligo.

@cristination_