¿Antes muerta que sencilla?

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ÓSCAR GORDILLO (HOME FISIO TRAINER)

Una chica con los zapatos adecuados puede conquistar el mundo” (Marylin Monroe). Esta frase resume, “con base científica” un secreto femenino: un buen calzado puede dar seguridad y hasta cierto poder.” (Dr. Nicolas Gueguen, Universidad de Bretagne-Sud, en Francia).

Sin querer entrar en analizar el comportamiento humano y siguiendo con la evidencia científica, una determinada altura del talón asociada al zapato acarrea diversas deformaciones como los juanetes, durezas, fascitis plantar y  alteraciones sobre las articulaciones del pie-tobillo, rodilla, cadera y columna vertebral que afectan al confort y a la estabilidad de las mismas.

La mayoría de los artículos reportan estos cambios negativos con el uso de tacón por encima de los 5 cm aumentando, por ejemplo,  la presión sobre el primer y segundo dedo durante la marcha, debido al deslizamiento del pie hacia delante. Esto reduce la movilidad del tobillo, acortando musculatura como los gemelos, sóleo, tibial posterior y reduce la activación del tibial anterior, tendón de Aquiles lo que pondrá en compromiso el control de esta articulación y la posibilidad de sufrir esguinces.

Igualmente y, en función de la altura del talón, el timing de flexo-extensión de rodilla durante el ciclo de la marcha podría ser indirectamente el responsable del aumento o disminución de la curvatura lumbar y de una mayor activación de la musculatura erectora de esta región, acentuando la compresión sobre los discos intervertebrales.

A pesar de ello, nuestro sistema músculo-esquelético trata de adaptarse a estos cambios, aunque un uso frecuente y prolongado alterará la posición natural de los mismos.

La solución no está en hacer un cambio drástico a un zapato plano. Esta acción, lejos de aliviarnos, puede ser extremadamente dolorosa.

Reducir de forma progresiva la altura del tacón, estirar aquella musculatura acortada, activar músculos debilitados, recuperar la movilidad articular… pueden ser algunas de las recomendaciones, por supuesto, adaptadas cada una a sus circunstancias personales e historia clínica.