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De cualquier mata salta un conejo – Por Miguel L. Tejera Jordán

En este país llamado España no pasa día sin que salte un conejo de cualquier mata. Casi al alba y sin que el sol haya salido por Antequera, uno se entera, leyendo los titulares de la prensa digital, que un nuevo escándalo, en el ámbito de la clase política, ha sacudido los cimientos de la democracia y, sobre todo, la enorme paciencia del personal, es decir, la ciudadanía. Son tantas las liebres que están empezando a salir de sus madrigueras, que la cunicultura se pondrá muy de moda de aquí al 24 de mayo, jornada electoral de autonómicas, insulares y municipales. Así es que tengan preparados los hurones y pónganse al acecho al pie del agujero, prestos para darle el palo y tente tieso al lepórido de turno, al que, como son tantos, habrá que colgarles del cogote una medallita representativa de la simbología del partido al que pertenecen y así identificarles. Como es sabido, a nivel del Estado, dos partidos se vienen turnando en el poder desde la restauración de la democracia. Es lo que hemos dado en conocer como bipartidismo. En Canarias no tenemos bipartidismo; tenemos un partidismo que me ha dado por denominar trifásico: de corriente alterna (PP y PSOE) y de corriente continua (CC). El partidismo trifásico ha dado mucho juego a CC, porque es la que aprovecha las horas de la tarifa más barata para hacerse con la presidencia del gobierno de las islas, todo ello con la connivente complacencia de sus socios de ocasión (o compañeros de cama según se tercien los amoríos), pero en detrimento del personal, es decir, nuevamente la ciudadanía, que está hasta el gorro de tanto cable y, sobre todo, de tanto enchufe. CC funciona mejor que el mejor casino de Las Vegas. Es decir, siempre gana la banca, o sea, el que reparte las cartas. Claro que, a lo mejor, los jugadores apostamos por diversificar la oferta eléctrico-política del Archipiélago, fastidiándole la marrana a esta especie de Unelco enmascarada a la que juegan los tres partidos ya citados, entre los cuales puede producirse un mortal cortocircuito. Por las calles escucho cosas, muy, pero que muy interesantes. Por ejemplo, que mucha gente no sabe todavía por quién votar. Pero si que sabe muy bien a quién no va a entregar su voto. Y me parece a mí que la gente no está por las eléctricas convencionales, ejem, ejem, sino más bien por las renovables… Tiempo al tiempo. Y oportunidad para Nueva Canarias, Podemos o Ciudadanos.

Vuelvo al asunto, que me he desviado un poquito, aunque creo que ha valido la pena. Cada mañana se suman a la larga lista de presuntos responsables de algo nada halagüeño (trátese de delitos, faltas, o cuando menos conductas carentes de ética) un montón de apellidos de relumbre. A los Bárcenas, Pujol, Mata, Costa, otros muchos de la trama Gurtel; además de Griñán, Chaves, Zarrías, se nos agregan los ya conocidos de Blesa. Y ahora de Rato. Que tiene morro para idem. Y a ellos se les suman, todavía no se sabe bien en calidad de qué -tiempo al tiempo, lo repito una vez más- señoritos de postín como Trillo y Martínez Pujalte, o damas de mucho peso (político) y mayor morro y careto. Tanto, que se los pisa (doña Rita Barberá, alcaldesa de Valencia). El Trillo, expresidente del Congreso, famoso “manda huevos” de la cámara, se ha embolsado trescientos y pico mil euros por asesorar (verbalmente, sin papeles que lo justifiquen) a empresas que mantenían relación con las administraciones públicas. Yo no sé cómo se llama eso en Katmandú. Pero a mí me suena, cuando menos, a uso perverso de información privilegiada para mejorarle la cuenta de resultados a Juanito el de los palotes.

Aquí hay una cosa que todos tenemos claro: o los ciudadanos cortamos por lo sano. O ¡sálvese el que pueda!