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La fuerza del espíritu femenino – Por Carlos Alonso

Realmente fue Dios quien inventó la lista cremallera. Creó primero al hombre. Y luego a la mujer. Pero si fuera por orden de importancia o trascendencia debería haber hecho el trabajo justo al revés. Porque es sobre la mitad femenina de la humanidad sobre la que se ha sostenido el espíritu del ser humano desde que el mono comenzó a caminar a dos patas y supo encender un fuego.

Ha sido siempre la mujer la que ha sostenido la frágil vanidad de los hombres, la que aguantó el peso y la responsabilidad de las familias y la que ahora, liberada de siglos de silencio y casi esclavitud, se ha dispuesto a conquistar el nuevo siglo transformada en una trabajadora ejemplar. Mujeres que estudian, mujeres que trabajan, mujeres que emprenden y triunfan, que entran en política para aportar sensatez y serenidad donde reina tanta vanidad y crispación.

Nunca he discriminado a un ser humano en razón de su sexo, de su religión o de su raza. Somos personas con cuerpos distintos, con colores distintos, con creencias distintas. Pero personas. Lo que nos distingue a unos de otros son nuestras ideas y convicciones, nuestras capacidades y aptitudes. Y desde que entré en política he aprendido que hay personas excepcionales, gente entregada y fuerte, que suelen combinar una enorme capacidad de trabajo y una singular inteligencia emocional y racional. Algunos son hombres pero una cantidad aún mayor son mujeres. En estos momentos tan complicados para conseguir un puesto de trabajo se acentúa una situación que afecta tanto a hombres como a mujeres cuya realidad social es compleja. Personas que por diferentes circunstancias no pueden acceder a un empleo en las mismas condiciones que el resto, muchas veces por problemas de formación, y es ahí donde debemos volcar todos nuestros esfuerzos. Con esta idea nace Barrios por el Empleo, una iniciativa que realizamos en colaboración con cuatro entidades especializadas en la promoción e intermediación laboral: Cáritas Diocesana de Tenerife, Cruz Roja Española, Fundación Proyecto Don Bosco y la Fundación General Universidad de La Laguna y que pretende mejorar la empleabilidad a través de la formación y la cualificación. De esta manera logramos que los brotes verdes del empleo no lleguen únicamente a las personas más preparadas.

Desde hace algunos años hasta ahora, la máxima preocupación de los poderes públicos ha sido la protección de la mujer frente a las situaciones de abuso y de maltrato. Lo que se ha dado en llamar violencia de género, que suele desembocar en situaciones terribles y en daños irreparables para quienes suelen ser físicamente más débiles. Hemos legislado y creado medidas para que ninguna mujer afronte sola una situación de amenaza a su libertad y a su independencia, para que pueda contar con ayuda en cuanto se sienta en peligro. Pero igual de importante que garantizar la seguridad de las mujeres ante la violencia machista es ofrecerles iguales condiciones y oportunidades de desarrollarse como profesionales y como personas. No más o mejores condiciones y oportunidades que los hombres, sino las mismas.
El Cabildo, afortunadamente, ha sido tomado al asalto por la inteligencia femenina. No es una medalla que me quiera autoimponer, porque esto se lleva produciendo desde hace bastante tiempo. Desde la función pública al trabajo político, el poder insular tiene un alto componente de presencia femenina. Y si uno mira bien hacia la Isla, por todas partes se va a encontrar el reflejo de la presencia de la mujer en corporaciones municipales, en cuerpos de seguridad o en cualquier actividad del mercado privado.

El hecho de que las mujeres estén ya en puestos claves de nuestro sector público, que va por delante del privado en la normalización del papel que cumplen ambos sexos en el sistema productivo, hace que en muchísimas ocasiones los dos miembros de una pareja estén trabajando. Lo que es una suerte pero, a veces, trae consigo algún problema de conciliación laboral que debe afectar tanto a hombres como a mujeres. Esta es una de las principales preocupaciones puesto que en ningún caso debe ser vista como una ocupación exclusiva de las mujeres. Pero lamentablemente seguimos asistiendo a situaciones injustas que llevan a muchas mujeres a decidir quedarse en casa al cuidado de niños o mayores a su cargo porque los sueldos que ofrecen no compensan el esfuerzo económico que supone el mantenimiento de la familia.

Estos son responsabilidades compartidas que debemos afrontar entre todos los miembros de una unidad familiar. Y desde el Cabildo Insular de Tenerife estamos en la búsqueda de medidas para solventar esta situación.

*Presidente del Cabildo de Tenerife