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Hablando solo – Por Caco Senante

Antes, cuando alguien iba hablando solo por la calle, automáticamente era tratado de loco. Te decían: “Ese está loco perdido. ¡Si va hablando solo por la calle!”. Y a mí, siempre me pareció injusto. Yo reivindico el derecho a hablar solo. Por muchos motivos. Uno, fundamental: nunca discutes contigo mismo.

Siempre me inspiró una especial ternura, cuando vas a un partido de fútbol y te toca un vecino de localidad que, de pronto, te das cuenta que está hablando solo. Y lo hace sin levantar la voz, como susurrando. No me digan que nunca les ha tocado oír …”Pásale. Pásale. Al 7. Pásale al 7 que está solo… Te lo dije. Te avisé que estaba en fuera de juego… Tranquilo. Aguanta el balón. Así. Bieeen…”.

Si el jugador está a más de cien metros. Si es imposible que lo puedan escuchar. Pero, sin embargo, él pone cara como de que lo han escuchado y de que, por supuesto, le han hecho caso. Al árbitro, no. Al árbitro se le habla fuerte. En directo. Con la certeza de que te pueda oír. “¡Árbitrooo, tu padre mató a Manolete!” (Esto tuve ocasión de escucharlo una vez. Me pareció un insulto del género sofisticado). ¡Y que no se le ocurra contestar, siquiera darse por enterado de que te ha escuchado! Puede generar a continuación insultos peores. De lo que se deduce, que el individuo sólo pretende hablar-insultar solo. Sin que exista respuesta del otro lado.
Últimamente me ha llamado poderosamente la atención, la cantidad de gente que va hablando sola por la calle. Bueno, ya sé que es un tema de las nuevas tecnologías. Pero el resultado es el mismo. Al final te cruzas con alguien que va diciendo: “Y decían que iba a hacer un tiempo estupendo. No paró de llover. ¡Y un frío!”. Y tú piensas: “Y a mí que me importa”.

Dándole vueltas, yo creo que también puede que exista algo de estrategia. Ves que alguien viene de frente, a quién no quieres saludar o pararte a hablar con él, y automáticamente te pones como si fueras hablando por teléfono en modo sin manos, como si llevaras el pinganillo en la oreja.
Me da que este sistema, lo inventó algún político. A partir de ahora, me fijaré más, para ver si los que van hablando solos por la calle, llevan pinganillo en la oreja. Igual está creciendo el número de locos, de los de antes, y no nos estamos dando cuenta.
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