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Lito y Pedro – Por Isidoro Sánchez

A Lito Plasencia le conocí en La Gomera cuando inicié mis actividades forestales en la isla colombina a mitad de la década de 1960, ya que era amigo de Antonio José Darías, con el que había compartido estudios universitarios, y además le gustaba el fútbol como a mí. Si no recuerdo mal era entonces un destacado personaje del mundo político del municipio de San Sebastián. Recuerdo las tertulias en la plaza principal de la capital gomera y los ratos con Paco Laina, de su época como alto cargo del Juzgado. En mis viajes mensuales a la isla le llevaba unos puros palmeros de primer orden que degustaba con celeridad. Tampoco me he olvidado de los efectos derivados del Contubernio de Münich en los primeros años de 1960, por cuanto Franco mandó al exilio de La Gomera a un destacado catedrático de Derecho de la Universidad madrileña. De política continué hablando con Lito cuando apostó en la transición por la UCD de su amigo Adolfo Suárez. Fue alcalde cuando nos concedieron en el Ayuntamiento el Premio de Ecología de 1977 y presidente del Cabildo cuando el incendio de 1984. De las secuelas de esta catástrofe mejor es no hablar pero Lito logró superar la crisis en un impresionante ejercicio de resiliencia familiar.

Con Pedro Acevedo compartí los primeros años de la comunidad salesiana en el Colegio de San Isidro de La Orotava, al igual que con su hermano Joaquín. Así hasta que comencé a trabajar en el patrimonio forestal del Estado y los expedientes de ocupación de los montes nos llevaron a encontrarnos de nuevo en el mundo de las aguas subterráneas, y más tarde en el Ayuntamiento de La Orotava. También el fútbol nos llevó a Rusia en época de Franco cuando volamos a Moscú en 1971. También fue amigo de Adolfo Suárez. Recientemente hablamos del binomio agua-energía y mantuvimos largas charlas, aunque puntuales, acerca del papel de las aguas alumbradas en las galerías del valle como fuentes de energías limpias. Cuando le conté el proyecto de los hermanos EDIS acerca de La Orotava Energética se apuntó enseguida a apoyar la causa de la historia hidroeléctrica de la Villa. Curiosamente, en estos últimos meses nos hicimos vecinos agrícolas por cuanto apostamos por las plataneras en la Hoya Meleque, en Las Dehesas del Puerto de la Cruz. Quizás por ello me regaló hace pocas semanas un plano elaborado por el que fuera alcalde Luis Álvarez Rixo, donde aparecen las históricas Dehesas portuenses antaño sitas en el término municipal del Realejo Bajo.
Descansen en paz, amigos.