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Mi vida, mi reto – Por José Juan Rivero*

Para transformar nuestra vida es necesario vivir tu proyecto de crecimiento como una experiencia óptima única. Para ello debemos saber en qué lugar estamos, pero además debemos de plantearnos: ¿de dónde partimos? Es importante que veas la vida como el producto de un potencial de cambio que debes gestionar adecuadamente para crecer, a través de la potenciación de herramientas vitales que te ayuden a conseguir una felicidad más sostenible, objetivo de toda persona, entendiendo la mejora como propia, por ello el crecimiento personal es una capacidad humana y la tendencia al equilibrio personal una lucha constante con el cambio. Para ello es fundamental que sepas que cuando aplicamos nuestras habilidades y capacidades a retos adecuados a éstas, entramos en un estado mental placentero que llamamos “fluidez”. Que nos lleva a conectar con nuestra tarea, trasladándonos a un estado de implicación en lo que hacemos, y que denominamos experiencias óptimas. Pero además es importante saber que el poder disfrutar de lo que hacemos está muy unido a la dificultad de enfocar nuestra vida como un reto. Estos nos desafían y hacen que nos esforcemos y utilicemos todas nuestras fuerzas para alcanzarlo. Así entendemos que si en nuestra vida no hay desafío y esfuerzo, no hay reto, y por lo tanto el disfrute lo entendemos como mínimo o inexistente. El reto te obliga a emplearte a fondo, y cuanto más te empleas más disfrutas. Eso sí, el reto también tiene que ser adecuado a tu nivel de habilidad y capacidad, de lo contrario no hay estímulo ni disfrute, es decir debes de experimentar un nivel de exigencia pero no debe de ahogarte o abrumarte. Por último, es importante entender que los retos que más nos enriquecen y que nos ayudan a fomentar en nosotros mayores niveles de felicidad son aquellos que se adoptan desde una actitud proactiva, que nos orientan a desafíos más sociales, potenciando valores y fortalezas como el altruismo y la solidaridad, donde se potencie la colaboración y el trabajo en equipo y donde el beneficio sea compartido, uniéndolo así a elementos que conecten con nuestro sentido vital, es decir, que conectan con nosotros, con nuestros valores y virtudes, que nos den sentido y que nos permitan quizás no elegir lo que voy a hacer en cada momento, pero sí cómo lo voy a hacer y con qué actitud y entrega.
*Psicólogo y miembro de la Sociedad Española de Psicología Positiva
@jriveroperez