al margen >

El milagro, según Rajoy – Por Rafael Torres

No es que el PP haya perdido el sentido de la realidad; es que, probablemente, nunca lo tuvo. Tuvo un par de veces, sí, el de la oportunidad, que es un sentido distinto, para hacerse con el poder político en los momentos de mayor degradación de su rival, el PSOE, que es el que venía haciendo la política de los dos, tan parecida. Pero la realidad es otra cosa, y no sólo es preciso conocerla cuando anima el propósito de cambiarla, sino también cuando, por haberla cambiado para mal, para peor, se pretenden minimizar los daños que han de recibirse, en justa y lógica correspondencia, de los electores.
Sólo desde el desconocimiento o el desprecio más radical y absoluto de la realidad, encarnados admirablemente en Rajoy, puede sacarse al mercado un producto tan estropeado, tan falso, como el del “milagro económico” que pretende vender a la gente, que no tiene un duro y menos para marcianadas.

Si el PP saca algún voto, más allá de los que le aseguren sus incondicionales, no será porque consiga convencer a nadie, como pretende, de que el brutal empobrecimiento de España y de los españoles en todos los sentidos revela, en el fondo, un enriquecimiento de aúpa. Nunca hubo tanta desigualdad, ni tantos pobres, ni tanto paro, ni tanta fatiga, ni tanta devastación industrial y comercial, ni tantos ni tan elevados impuestos, ni tanta precariedad en el empleo, y a Rajoy no se le ocurre otra cosa que ofrecer toda esa miseria, producto en gran medida de sus políticas absurdas y despiadadas, como el gran logro de su Gobierno.

Supone Rajoy, ayuno de realidad y de tantas y tantas otras cosas, que cambiando el nombre a las cosas, las cosas cambian. ¿Ruina? Ni hablar: Recuperación. Tal fue la consigna que dio a los palmeros de la plana mayor de su partido el otro día, que se hagan con una buena provisión de ruedas de molino y que se pongan, con ellas, a dar la comunión por ahí.