el diván >

Perdónate y deja el automachaque – Por Tamara de la Rosa

Cierto es que, lo más complicado no es perdonar a los demás sino perdonarnos a nosotros mismos. Existe el malentendido que perdonar equivale a olvidar y, por esto, muchas veces sentimos que no es correcto perdonarse porque a la hora de hacerlo también hacemos un acto de olvido. ¡Error!. No se trata de olvidar sino de recordar sin dolor.

Ser tan autoexigente como para no perdonarte no solo te impide pasar página, sino también causa daños en tu salud emocional y física. Detrás de esa incapacidad de perdonar se esconden la ira y el resentimiento y numerosos estudios han demostrado que las personas que se estancan en estas emociones son más propensas a enfermedades que las personas que aprenden a perdonar tanto a sí mismas como a los demás.

1- No evites tus emociones: Cuando cometemos errores lo primero que tenemos que hacer es asumir que tenemos emociones incómodas, identificarlas y trabajarlas para que dejen de estar encerradas en nosotros, pero no automachacarnos. Las emociones incómodas tienen un por qué en la vida. La tristeza, la ira o el miedo son emociones básicas para la supervivencia. Si no sintiéramos tristeza, no cuidaríamos las cosas para no perderlas. Si nunca nos sintiéramos molestos, seríamos incapaces de romper con todo aquello que nos daña y si no sintiéramos miedo, en muchas ocasiones nuestra vida correría peligro. La felicidad no está en la ausencia de estas emociones sino en saber aceptarlas y gestionarlas. Por mucho que nos resulten dolorosas estas emociones tenemos que escucharlas y buscar lo que no enseñan. El problema de la mala gestión emocional es que no permitimos salir las emociones que no nos gustan. Las intentamos esconder y evitar por lo que se convierten en tóxicas. Mientras no les hagamos caso van a estar ahí. No hay que huir de éstas, solo trabajar en ellas.

2- Aceptación: No aceptar algo es encadenarte a ello de por vida. Negarlo no sirve de nada. Debemos cambiar el enfoque y planteamos que las circunstancias en las que hicimos aquello que no nos podemos perdonar eran distintas a las de ahora. Lo que te ha ocurrido te ha enseñado. Si hubieras sabido lo que sabes ahora probablemente no lo hubieras hecho. Asumir los errores, entre otras cosas, implica asumir las consecuencias e intentar remediar el daño. Una conciencia limpia ayuda.

3- Vive sin reproches: Por mucho que llores y te lamentes, tus lágrimas no podrán borrar ni una sola línea de tu historia. El hecho de que tu mente sea capaz de almacenar el pasado, te indica que puedes utilizarlo para aprender. Reflexiona sobre tu experiencia y toma de ella una dosis de aprendizaje pero sin sentir culpa. Una vez aprendas la lección, perdonarte y dar por hecho que has trabajado tu desarrollo personal. Todos necesitamos otra oportunidad. Si te la dan los demás ¿por qué no vas a dártela tu mismo?

4-Agárrate al momento actual: Deja de cuestionar cómo lo deberías haber hecho y emplea esa energía, en cómo lo vas a hacer a partir de ahora.
Somos más duros con nosotros mismo que con cualquier otra persona. Haz un buen uso de tu experiencia de cara a mejorar y, sobre todo, aprende a abrazar la imperfección. Acepta que los seres humanos son imperfectos y que tú también lo eres.
*PSICÓLOGA
tamaraconsulta@gmail.com