¿Quién es el animal?

Reportaje podencos por Patri Cámpora (5 de 27)

SYLVIA MADERO/FOTO:PATRI CÁMPORA

Según un estudio del Observatorio de la Fundación Affinity, en 2014 se abandonaron en España más de 140.000 animales de compañía, la gran mayoría perros. Este dato nos convierte en el país de la Unión Europea con mayor índice de abandono de mascotas (más de 400 al día, una cada 3 minutos)

Dicho estudio asegura que el fin de la temporada de caza fue la tercera causa de abandono en el país el pasado año (un 11% del total de los casos). En Canarias se practica desde hace años esta disciplina y cuenta con numerosos seguidores (según la Asociación Canaria de Entidades de Caza, en 2013 se expidieron más de 16.000 licencias), por lo que no está exenta de ser incluida en estas estadísticas de abandono.

Aarón Zamora, del albergue Comarcal Valle Colino en Tenerife, asegura que “los podencos siguen siendo una de las razas que más llegan a nuestras instalaciones”. Cuenta que actualmente hay en el albergue alrededor de 200 perros y gatos esperando ser adoptados y 15 de los perros son de esta raza, pero normalmente no es así ya que aclara que “ahora cuando la temporada de caza termine, el número aumentará, como cada año”. Explica también que muchos de los perros de caza que acaban en Valle Colino presentan síntomas de haber sido maltratados y recuerda el caso de Santa, una podenco de 12 años que llegó al albergue el pasado año hecha un saco de huesos, con la piel pegada al cuerpo por su avanzado estado de desnutrición y una cara totalmente deformada, en la que se adivinaban unos ojos tan pequeños como llenos de miedo. Aarón Zamora cuenta que “su dueño la trajo porque decía que tenía una herida en el ojo y que se la había descubierto de un día para otro”. Santa, bautizada así por los trabajadores en honor a su virtud de soportar tanta crueldad, tenía un tumor inoperable en la mandíbula de tales dimensiones que le impedía comer desde hacía varias semanas, como declararon los veterinarios del centro. Valle Colino publicó su historia en las redes “como caso ejemplarizante, para que la gente tomase conciencia y viera que este tipo de maltratos pasa”, afirma Aarón con rabia contenida; pero aclara: “no todos los cazadores maltratan a sus perros, muchos los tratan mejor que a ellos mismos, pero desgraciadamente se dan este tipo de casos”.

Karmen Dokl, propietaria del refugio APANOT en el municipio de Icod en Tenerife, también conoce de cerca la crueldad a la que esta raza está sometida: “es una de las más maltratadas”, afirma. Esta eslovena de nacimiento dejó su trabajo como propietaria de una pizzería en un barrio del municipio para dedicarse a tiempo completo al refugio, ya que, asegura, le enfermaba ver tanto animal abandonado en la calle y no poder hacer nada. Contó su propósito a sus allegados y una vecina le cedió los terrenos donde actualmente se encuentra el refugio, una porción de tierra que pronto se quedará pequeña para albergar a los más de 80 perros y gatos que viven allí. Gracias a las donaciones de los voluntarios, la solidaridad de los cuatro veterinarios que desinteresadamente atienden a los animales y las ayudas que recibe del ayuntamiento icodense ha conseguido un lugar humilde, de pocos recursos pero digno, donde estos animales esperan una segunda oportunidad.

En los jaulones de APANOT vive Charco, un podenco macho que llegó al refugio tras ser encontrado luchando por sobrevivir en un depósito de agua del que difícilmente hubiera podido salir sin ayuda, dado que no contaba con escalones ni rampa por la que trepar. Por la ubicación de la charca y las condiciones del terreno, se cree que el perro no cayó allí por accidente. Tenía una herida en la boca, presumiblemente un malogrado golpe de gracia que no cumplió con su objetivo. Hoy, el perro se encuentra en buenas condiciones, esperando a ser adoptado.

El colectivo de cazadores de las Islas desea dejar clara su postura ante esta situación y Juan Miguel Sánchez Roig, presidente de la Asociación Canaria de Entidades de Caza, sentencia que “entre los cazadores están muy mal vistos los que descuidan a sus animales o los abandonan; los señalamos y apartamos por sus conductas totalmente deleznables”. Sánchez Roig aclara que cuando el animal, por su avanzada edad o condiciones físicas, no puede cazar “se mantiene en las mejores condiciones posibles hasta que llegue el final de sus días. A un animal que ha dado todo lo que ha podido por la misma pasión del dueño, no cabe darle otro final”. Además, hace especial hincapié en que “los cazadores que no cumplimos rigurosamente la ley nos convertimos en furtivos” y añade que “tenemos la obligatoriedad de tener a nuestros perros debidamente identificados y con su cartilla sanitaria al día”.

La ley no es clara

¿Pero por qué parecen actuar con impunidad los que no tienen respeto hacia su perro y hacen de él un mero instrumento de trabajo del que deshacerse cuando ya no sirve? Puede que la respuesta esté en que la normativa que regula esta cuestión es un entramado burocrático de lo más confuso y lleno de lagunas. España tiene hasta 17 legislaciones distintas en materia de protección animal, además de las diferentes ordenanzas municipales de cada ayuntamiento. Muchas de ellas son del todo obsoletas, como la de Madrid, de 1990, o la de Canarias, de 1991 y las sanciones son diferentes en cada comunidad. Según datos del portal 20minutos, “Navarra, con 3.000€, es la comunidad donde más barato sale maltratar un animal, seguida de Castilla-La Mancha, con 6.000€, y Madrid, Baleares, Extremadura, Canarias, Euskadi, Galicia y La Rioja, con 15.025€. Después, se sitúan Valencia (18.000€), Cataluña (20.000€) y en cabeza de forma muy destacada se encuentra Aragón, que castiga el maltrato con multas de hasta 150.253€”.

Teresa Sarmiento, del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, afirma que la situación mejoraría “cambiando la Ley de Protección Animal vigente, que no contempla de manera real este problema” y cuenta que el partido presentó hace dos años “más de 30.000 firmas pidiendo su modificación y ofreciendo incluso la ley redactada, solicitud a la que el Gobierno de Canarias respondió diciendo que debíamos esperar 15 años para poder llevar a cabo una reforma, ya que hay otras importantes y pendientes de ser aprobadas”. Dicho partido aboga por endurecer las sanciones, que actualmente se limitan a multas en la mayoría de los casos y penas de cárcel que abarcan de 3 meses a un año de prisión, solo en los casos de maltrato más extremos. Según datos de PACMA (y como ejemplo de cuán interpretable es la legislación en esta materia), en el año 2013 hubo 515 procedimientos judiciales por delitos de maltrato a animales domésticos en España. De ellos, solo se dictaron 60 sentencias condenatorias.

En 2012, Canarias tuvo a su primer condenado a prisión por maltrato animal, un octogenario que roció con ácido e infligió numerosas heridas para posteriormente arrojar a un cubo de basura a su perra Vela, en el municipio tinerfeño de Güímar. Fue condenado a tres meses en prisión y a una indemnización de casi 6.000€ para sufragar los gastos en que incurrieron las clínicas veterinarias que atendieron al animal y lograron salvarle la vida, a pesar de la gravedad de su estado.

Potencialmente peligrosos

En las Islas la tendencia actual de abandono se está inclinando además hacia los perros potencialmente peligrosos (PPP). Son aquellos que la ley considera “que por su carácter agresivo, tamaño o potencia de mandíbula tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas (Ley 50/1999, de 23 de diciembre, sobre el Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos). En España, están catalogados como PPP las razas Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffordshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu, Presa Canario y Akita Inu. Según el Registro Canario de Identificación Animal Zoocan, en el Archipiélago hay censados 22.193 perros de estas características. Sus propietarios deben cumplir una serie de requisitos (entre otros, ser mayor de 18 años, obtener un certificado de aptitud psicológica y seguro de responsabilidad civil por daños a terceros), razón por la que se cree que la tendencia a su abandono está en alza. “La gente se gasta más de 600€ en estos perros y luego los abandona, por todo el papeleo que tienen que cumplir”, cuenta Aarón Zamora y añade que “actualmente contamos con tres de estos perros en nuestras instalaciones y son muy buenos, no hemos visto ningún comportamiento peligroso por su parte, todo lo contrario”.

Karmen Dokl corrobora este dato. En APANOT “hay varios perros considerados PPP, que han sido abandonados simplemente por su raza, porque su comportamiento es ejemplar y nunca han intentado dañar a nadie en el refugio”. Dokl habla del caso de Teja, “una PPP de pura raza que apareció en el refugio a punto de morir, con los dientes completamente destrozados (probablemente por morder la cadena que tendría al cuello) y con las orejas infectadas, por haber sido cortadas para darle un aspecto más agresivo”. Black, Mati, Iron… son solo algunos nombres de los muchos perros “potencialmente peligrosos” que esperan adopción en el refugio por ser de una raza sentenciada por la sociedad.

Denunciar es vital

¿Cómo actuar ante un caso de maltrato animal o abandono? Teresa Sarmiento aconseja “perder el miedo a denunciar, ya que así contribuimos a que los maltratadores se den cuenta de que no pueden hacer lo quieran” y da las claves para hacerlo: “aquellos que tengan conocimiento de cualquier tipo de maltrato animal tienen la obligación de denunciar. Existen varias vías: dirigirse a la Policía Local, al Seprona (cuyo número es el 062) o entrar en la página de PACMA (www.pacma.es), donde tenemos la plataforma Yo Denuncio y encontrarán tod
os los pasos a seguir para formular la denuncia”.

¿Cómo puedo ayudar?

Quien desee adoptar, no necesita más que las ganas de hacerlo y ser consciente de la responsabilidad que supone. Es un compromiso a largo plazo, tanto como dure la existencia del animal en el que sus necesidades deberán estar cubiertas además de ser tratado dignamente y con el cariño que ellos nos dan incondicionalmente. Existen numerosos albergues y refugios donde encontrar una mascota en los que, por una cantidad simbólica, se entrega el animal desparasitado, con cartilla de vacunación, microchip y esterilizado. Estas dos últimas condiciones son esenciales, porque, como apunta Karmen Dokl, “es la única manera de controlar la sobrepoblación” y en el caso del chip “crear conciencia en el dueño al quedar constancia de su propiedad”.

En estos lugares cuya labor es completamente desinteresada, se aceptan voluntarios. Cualquiera puede acercarse a las instalaciones para pasear a los animales, contribuir a las labores de limpieza y llevárselos al domicilio en régimen de acogida, hasta que se les encuentre un hogar definitivo.