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Avet Adonts: “Las consecuencias del genocidio armenio aún persisten”

Avet Adonts, embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Armenia en España. / DA
Avet Adonts, embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Armenia en España. / DA

GABRIELA GULESSERIAN | Puerto de la Cruz

La conmemoración del centenario del genocidio armenio, el 24 de abril, tuvo repercusiones en todo el mundo. Y España no estuvo al margen dado que actualmente, según datos de la embajada de Armenia, residen unas 40.000 personas procedentes del país asiático. La mayoría de ellas han emigrado entre los últimos 10 y 15 años y establecido su residencia en Valencia (14.000), Barcelona (12.000), Alicante (2000), La Rioja (1.500), San Sebastián y Bilbao (300), Sevilla (300) y Málaga (200). En Madrid, el número de residentes alcanza los 8.000. Pese a ello, España no se incluye entre los 23 estados que han reconocido como genocidio el asesinato de un millón de armenios entre 1915 y 1923 por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio Otomano. Sí lo han hecho los parlamentos autonómicos de Cataluña, País Vasco, Navarra y Baleares. Nacido en Kiev, Ucrania, Avet Adonts es desde agosto de 2014 el primer embajador armenio en España.

-¿El reconocimiento del genocidio por parte del Parlamento Europeo es la gran asignatura pendiente para el pueblo armenio?
“No es la primera vez que el Parlamento Europeo adopta una resolución condenando el genocidio armenio. Lo hizo en 1987 y ha adoptado otras similares en los años 2000, 2002 y 2005. La última resolución fue adoptada el 15 de abril de este año para instar a Turquía a reconocer el genocidio perpetrado y allanar el camino para una verdadera reconciliación entre ambos pueblos. No nos olvidemos que el Parlamento Europeo está compuesto por países cuya mayoría ha reconocido el genocidio”.

-¿Qué hace falta para concienciar a los países que todavía no se han sumado?
“Los países que aún no se han sumado se dividen en dos grupos: los que no lo han hecho por falta de información, puesto que Armenia es un país independiente desde hace 20 años, ya que antes formaba parte de la Unión Soviética y durante ese lapso el tema del genocidio estuvo reprimido. Y el segundo grupo está formado por aquellos países que prefieren el interés político a llamar a las cosas por su nombre. Sin embargo, a excepción de Turquía no hay ningún país que niegue el genocidio armenio. En cuanto al reconocimiento por terceros países, la pregunta no es si reconocerán o no el genocidio armenio, sino cuándo lo harán”.

Hay países que prefieren el interés político a llamar a las cosas por su nombre”

-¿El papa Francisco ha sido un buen embajador en este sentido?
“El papa Francisco además de ser el líder de 2.000 millones de católicos es una eminencia, cuyas declaraciones son muy valiosas no solamente para los católicos. Obviamente, desde el punto de vista de llamar la atención sobre el tema del genocidio armenio, la opinión del papa jugó un rol muy importante, pero como en el caso del Parlamento Europeo, no es la primera vez que un papa se pronuncia al respecto. En 1915 el papa Benedicto XV dirigió una carta a Turquía instando a terminar el genocidio perpetrado por las autoridades del Imperio Otomano contra los armenios. Y Juan Pablo II lo catalogó como el primer genocidio del siglo XX”.

-¿El mundo conoce realmente lo que fue el genocidio armenio?
“Todas las organizaciones e instituciones que estudian los genocidios, los círculos académicos y universitarios, que analizan los hechos de 1915, lo describen como tal. Hay miles de estudios, documentales, archivos, incluyendo correspondencia diplomática, y no solamente en Armenia, sino también en el Vaticano, en los Estados Unidos y en diversas partes del mundo que lo prueban. Y en este aspecto, me gustaría mencionar que la propuesta de Turquía de formar un grupo de historiadores que estudien el genocidio armenio es tardía, puesto que hace decenas de años que el tema está siendo estudiando. En el único país donde hay falta de información es Turquía, que intenta borrar ese tema a toda costa. Por dicha razón una gran parte de la sociedad turca no está informada”.

-¿Cuál es la situación del país en estos momentos?
“Desgraciadamente, a pesar de que el genocidio armenio tuvo lugar hace 100 años, las consecuencias continúan persistiendo. En lugar de pedir disculpas y de ser consciente de lo sucedido, Turquía mantiene la frontera cerrada. Es la última frontera cerrada de Europa. El objetivo es muy claro, Turquía intenta crear dificultades económicas para Armenia y mantener el bloqueo. A pesar de las fronteras cerradas de parte de Turquía y su aliada Azerbaiyán, Armenia continúa desarrollándose como el país más democrático del Cáucaso, atractivo para inversiones, que protege la libertad de prensa y donde existe una sociedad civil muy activa. A diferencia de algunos países vecinos, no apuesta por el dinero fácil del petróleo y de la nafta, sino en los jóvenes, en la educación, en las instituciones democráticas, en la sociedad civil y en crear un mercado abierto y libre, donde hay competencia. Y lo hace con éxito”.

Turquía continúa dejando en el aire la mano que Armenia le tendió”

-¿Tiene constancia de que sigue habiendo represiones a los ciudadanos armenios por parte del Gobierno turco? ¿Qué medidas se toman desde las diferentes embajadas para frenarlas?
“Como no tenemos relaciones diplomáticas con Turquía, Armenia no tiene ni embajada ni consulado en Turquía. La situación de hoy es la continuidad de la política ejercida por el Imperio Otomano, muchos armenios continúan ocultando su identidad en Turquía. No soy un experto en la política interior de Turquía, pero no hace falta serlo para darse cuenta de que hoy en día hay muchos problemas y falta mucho por hacer en relación a las minorías que habitan ese país. Una prueba más de eso son los eventos de conmemoración del centenario del genocidio armenio en Turquía, donde las manifestaciones fueron bruscamente reprimidas por la policía”.

-¿Cuál es la relación actual entre Armenia y Turquía?
“Actualmente no tienen relación.Turquía continúa dejando en el aire la mano que Armenia le tendió, mantiene las fronteras cerradas e impide de esa manera los contactos entre los ciudadanos comunes”.