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Un punto que desespera

Tras lograr el empate, los jugadores del Tenerife se quedaron descontentos. Vitolo transformó su quinto gol de la temporada. Fue el mejor del equipo. / S. M.
Tras lograr el empate, los jugadores del Tenerife se quedaron descontentos. Vitolo transformó su quinto gol de la temporada. Fue el mejor del equipo. / S. M.

MARTÍN – TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Otro tropiezo en casa. El CD Tenerife no pudo superar a un Alcorcón que estuvo 89 minutos aguantando el marcador y con un jugador menos durante toda la segunda mitad. Los blanquiazules sumaron un punto que en la clasificación les ayuda a alejarse un poco de la zona de descenso, ahora están a tres créditos, pero la realidad dicta que se jugarán la permanencia hasta el último partido del último partido.

El partido se torció desde el principio. Apenas se había disputado un minuto cuando un desajuste defensivo, provocado por lo poco que se conocen la pareja de centrales ayer titular, formada por Unai y Hugo Álvarez, que era la segunda vez en la temporada que jugaban juntos, lo aprovechó Nagore, libre de marca, para cabecear un saque de esquina a placer. El balón se introdujo en la portería de Dani, que se estiró y rozó el esférico antes de que entrase.

Todo el trabajo de la semana se fue de golpe por el sumidero. Los planes cambiaban y el gol golpeó con fuerza a los locales, mientras que el cuadro alcorconero se parapetó en defensa y sus ataques se limitaban a veloces y esporádicos contraataques que intentaban pillar la espalda a la defensa blanquiazul. El Tenerife, por su parte, jugó en exceso en largo y solo con el paso de los minutos fue controlando más el balón.

Se acababa la primera parte, minuto 43, y el panorama era desolador. Sin embargo los blanquiazules pudieron agarrar un balón de oxígeno que les aportaba esperanzas para la segunda parte.

El minuto 45 se aproximaba y a la desesperada, Abdón colgó un balón que peleó Maxi Pérez. El uruguayo, gracias a su velocidad, logró ganar la posición y Verdés, que había sido amonestado en el minuto 28, vio la tarjeta roja por derribar al delantero blanquiazul tras propinarle una patada en el muslo. La acción, con todo merecimiento, fue sancionada con pena máxima, que se encargó de lanzar Vitolo, el especialista. El de Valleseco lleva cinco goles esta temporada y ayer tampoco falló. Igualdad en el marcador.

Tras equilibrar la balanza no hubo tiempo para más y el colegiado pitó el final de la primera parte.

El segundo acto comenzó de manera radicalmente opuesta a al primero. El Tenerife se puso el traje de faena y salió del vestuario con ganas de morder. Así llegaron varias ocasiones de peligro, como una de Vitolo que golpeó muy alto tras un buen centro de Suso. Antes de eso Aitor Sanz había puesto en aprietos a Javi Jiménez, pero su disparo lo rechazó el meta.
Ya por ese entonces Suso era el motor de ataque de los locales, que comenzaron a tener mucha continuidad por el costado diestro. No obstante Agné quiso mejorar el último pase y tener más presencia por el carril zurdo, por lo que sustituyó a Juan Carlos por Cristo Martín. El canterano dotó de fútbol al equipo, que agradeció mucho su entrada al campo.

En el minuto 76 Aridane, que había entrado al campo en el minuto 66, estuvo a punto de sorprender a Javi Jiménez con un centro-chut sin ángulo y que se envenenó tanto que el esférico se estrelló en el palo de la portería del Alcorcón.

Cuatro minutos después, Suso tuvo en sus botas la ocasión de gol más clara de todo el partido. Escorado a la derecha dentro del área madrileña, se plantó ante Javi y su disparo definitivo se marchó desviado.

Durante los siguientes minutos los locales se volcaron en ataque, dado que se aproximaba el final del duelo. La siguiente ocasión la originaron Vitolo y Cristo. El de Valleseco asistió entre líneas al otro canterano, que intentó pasar el balón al corazón del área. La trayectoria la desvió un defensa visitante y el balón se fue a un lateral de la portería alcorconera. La recta final del duelo fue muy trabada. El Alcorcón se afanó aún más por retener el punto que tenía y se empleó al máximo por aguantarlo. Sus jugadores se emplearon al límite y el Tenerife intentó no caer en esa trampa. Aún así, el cronómetro estuvo parado muchos minutos por varias acciones, tumultos de jugadores y demás. Por eso el colegiado de la contienda se vio obligado a ampliar el partido cuatro minutos más, aunque debieron ser más, ya que en el transcurso de la prolongación hubo otra pelea con la que se perdió más tiempo.
Finalmente, el árbitro no quiso llegar ni siquiera al minuto 50, decretando el final del choque. Un duelo en el que el Tenerife se complica mucho más la vida.