No parece un domingo cualquiera. Lo que hay en juego parece haber despertado a muchos ¿tinerfeñistas? No seré yo quién juzgue a aquellos que hoy van a ir al Heliodoro después de no se sabe cuánto sin hacerlo. Da igual. Son bienvenidos a la casa blanquiazul. Lo importante para este partido es que la atmósfera en el estadio sea favorable a los jugadores, y que un camino áspero en el desarrollo del partido no venga acompañado por desaprobación desde la grada por parte de los visitantes ocasionales. Hoy el CD Tenerife se juega mucho como para estar importunando a los 25 minutos si el Betis nos estuviera planteando un partido atravesado. El Heliodoro de las grandes ocasiones lo llaman. Lo cierto es que el club ha puesto mucho de su parte, y más no se puede devaluar el producto, pero yo lo entiendo. En tiempos de guerra vale todo, y los gestores de la entidad han sabido acercarse a lo terrenal para darse cuenta de que en un día como hoy lo importante es tener 20.000 almas empujando y remando a favor. Pero esto no vale como norma. Ahora muchos piden abaratar los abonos y las entradas porque sí. Sinceramente, y sin estar dentro del club como para saber valorar en qué medida puede beneficiar o perjudicar, me da la impresión de que lo que hay que hacer es ofrecer más variantes; más fórmulas que resulten accesibles para los que quieren ir al fútbol y no pueden. Porque hay mucho tinerfeñista que, por sus limitados recursos económicos, no puede permitirse abonarse, o comprar una entrada cada 15 días. A esos hay que ayudar, como hizo Pier esta semana en un gesto que le honra. Pero luego hay mucho tinerfeñista de boquilla que no va porque no le da la gana. Y oiga, tan respetable como el que va siempre, pero que luego no se posicione como anti o pro, y diga aquello de: “Yo es que hasta que Cervera no salga del banquillo no vuelvo” o “yo hasta que Concepción no se mande a mudar no voy al estadio”. A los primeros todavía no se les ha visto el pelo. Los segundos son los de las excusas permanentes y llevan diciendo eso desde que Javier Pérez presidía el club. En cualquier caso, aparquemos todas las diferencias que hoy debería ser una fiesta del fútbol. Una fiesta en la que el Betis, que ya tuvo la suya, debe saber que los pobres también tenemos derecho a celebrar una permanencia como si hubiéramos ascendido. Una fiesta en la que no debemos dejar de lado a este vestuario y entrenador que se han partido el pecho por arreglar lo que otros hicieron mal. Pero una fiesta, en definitiva, en la que nos va la vida. Hay que ganar. Hay que amarrar la permanencia. Hay que evitar riesgos innecesarios de cara a una última jornada que puede ser mortal si hoy no se garantiza la salvación. A partir de ahí, hagamos todos examen de conciencia para analizar la cantidad de dislates que esta temporada se han hecho con el CD Tenerife; desde dentro y también desde afuera. Pero hoy solo debe haber un grito: ¡Vamos Tete!
La fiesta del fútbol - Por Óscar Herrera publicado por Óscar Herrera →