La generosidad es una virtud sin fronteras ni idiomas que ennoblece a quien la ejerce y abochorna a quien, por el contrario, con obligaciones morales, la rehuye y pasa por la historia a la sombra de apellidos sonoros y títulos hereditarios y de privilegios casi feudales que, inexplicablemente, perviven en la democracia parlamentaria. Coinciden en el tiempo la donación del archivo sobre Luis Buñuel a la Casa Museo de Federico García Lorca, en su pueblo natal de Fuentevaqueros, y el repetido intento de la casa de Alba de vender, en una firma de subastas internacionales, una carta de Cristóbal Colón que, por caprichos o abusos de la historia, permanece en su archivo privado. En la vertiente positiva de la fábula, el noble gesto del hispanista irlandés Ian Gibson, especialista en los nombres capitales de la cultura republicana -Lorca, Salvador Dalí y el cineasta aragonés- de los que ha publicado espléndidas biografías, las mejores que conocemos hasta ahora, y reunido una vasta documentación que, en los últimos años, ha ido cediendo a la misma institución granadina; en el otro plato de la balanza, los lejanos herederos del Duque de Alba a quienes, manda narices, aún pagamos los servicios de su temible antepasado en los Tercios de Flandes y de quienes no se conoce, ni se recuerda, un simple rasgo de filantropía. Junto a los británicos Hugh Thomas y Paul Preston, Gibson ha esclarecido, con independencia y brillantez, los episodios más determinantes de nuestra historia contemporánea, desde la II República y la Guerra Civil; reside desde hace más de cuatro décadas entre Andalucía y Madrid y tiene en su haber una treintena de libros de investigación que han revelado objetivamente sucesos tan famosos y contrapuestos como la represión franquista en Granada, desatada tras el golpe de estado de 1936 y en la que, entre otros muchos, fue asesinado el autor de Yerma y, con igual objetividad, la matanza de prisioneros del bando nacional en Paracuellos del Jarama.

Con presencia habitual en la prensa escrita y los medios audiovisuales, ha participado, dentro de candidaturas progresistas, en las elecciones municipales de El Valle, una localidad de mil habitantes, donde tiene una casa de su propiedad. En los últimos días entregó más de quinientos libros especializados, documentos personales y cartas, además de material audiovisual, tras haber rechazado ofertas para su adquisición por instituciones públicas y coleccionistas de México -donde Buñuel es una figura de culto- y de Estados Unidos.